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Durante el 2023 se han registrado 62 casos de trata de personas en Quintana Roo, superando a lo registrado en 2022

En los últimos cinco años, la trata de personas en Quintana Roo ha ido en aumento, a excepción del 2021 donde la contingencia sanitaria por el COVID-19, obligó a las autoridades a tomar medidas extremas, una de ellas fue mantener a la población en confinamiento, aun así se iniciaron 18 carpetas de investigación; un informe realizado por la Sección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala que esta actividad ilegal se tornó aún más clandestina debido a la pandemia, lo cual dificulta cualquier estimación confiable de la escalada de dicho delito.

Fue recientemente que en conferencia de prensa Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) desmintió a las autoridades locales quienes han argumentado  en reiteradas ocasiones, que la incidencia delictiva en el estado ha ido a la baja, en esta ocasión, Sandoval reconoció que hay un incremento en el delito de trata de personas, posicionando a Quintana Roo como número uno en el ranking a nivel nacional con 62 casos de enero a agosto del presente año, a comparación con las 37 carpetas de investigación que se iniciaron a lo largo del 2022.

En exclusiva para Por Esto!, una víctima de distintos delitos incluyendo el de trata de personas, habló de cómo fue enganchado al inicio de la pandemia para llegar a Cancún, donde asegura que una red de trata coludida con autoridades y taxistas, lo hicieron desear su muerte.

En la actualidad, lleva su cuerpo al cansancio extremo alargando sus jornadas laborales, esto para que los somníferos y algunas sustancias prohibidas lo alejen de esa pesadilla que vivió estando despierto.

Mateus es un joven de 30 años, de nacionalidad colombiana, que al inicio de la pandemia en el 2020 y bajo engaños, dejó la tierra que lo vio nacer, la poca y tergiversada información sobre la propagación del coronavirus, fue la aliente que lo hizo tomar lo que -según le habían contado- era “la oportunidad de su vida”, al mismo tiempo este miedo a lo desconocido fue aprovechado por redes de trata de personas, quienes traficaron droga así como prostituyeron a hombres y mujeres de distintas edades en burdeles clandestinos, entre otros hechos delictivos.

En medio del confinamiento por el virus Covid-19, en un país que no era el suyo y a merced de la delincuencia, vio cómo otros migrantes, en su mayoría mujeres que buscan el mismo sueño, eran explotadas sexualmente, agresiones de las que se siente cómplice, no sólo por ser testigo, sino porque fue obligado a participar en los ultrajes incluso a hombres, así como en la sumisión cuando alguna víctima oponía resistencia.

“Fue una locura enterarnos que iban a cerrar las fronteras y que no nos iban a dejar salir ni a la esquina, la gente en Colombia se había unido en protestas y muchos murieron exigiendo sus derechos, pensamos que eso de la cuarentena era solo un invento del gobierno, y algunos nos pusimos pilas para movernos”, comentó Mateus, quien ya tenía planes de viajar como indocumentado a Estados Unidos y hacer una nueva vida como algunos de sus conocidos.

La salida de Villavicencio, una ciudad en el centro de Colombia, aunque ya establa planeada fue repentina, él se ganaba la vida en un cibercafé acondicionado en su casa, local que aprovechó y en la misma área reparaba teléfonos celulares, vendía novedades para sus principales clientes que eran jóvenes y adultos, y los fines de semana trabajaba en un bar, por ello en dos años pudo juntar 10 millones de pesos colombianos, lo equivalente a 40 mil pesos mexicanos.

Aunque le faltaba mucho para tener los 5 mil dólares estadounidenses que le pedía un “pollero” para llevarlo hasta Estados Unidos, en los primeros días de marzo del 2020 antes que Colombia cerrara sus fronteras como medida contra el Covid-19, se le presentó “la oportunidad de su vida” y con esos 10 millones de pesos colombianos pudo pactar el inicio de su viaje.

A pesar de solo tener la mitad del pago, acordó con su familia que vendieran todo el mobiliario de su negocio y el dinero lo depositaran en una cuenta mientras él permanecía unos días en Cancún, ya que era la manera de garantizar su viaje hasta Mexicali y de ahí comenzar con una nueva vida, las medidas extremas que se comenzaron a tomar para evitar la propagación del coronavirus, para él era algo extremo y seguía pensando que se trataba de un complot por parte de su gobierno, este pensamiento no le permitió darse cuenta de que estaba siendo estafado y peor aún, que sería utilizado para mantener a una red de trata de personas.

Su pesadilla comenzó cuando les hicieron creer que habían aterrizado en Belice y no en Cancún como se había acordado, él recuerda que en la terminal aérea fueron policías quienes les entregaron a dos mujeres que también iban en busca del sueño americano, y con el pretexto que México había cerrado el acceso al país, los llevaron en taxis a una casa de seguridad, donde a otras víctimas de trata y explotación sexual las mantenían en cautiverio.

Mateus recuerda que eran aproximadamente 20 personas que fueron despojadas de dinero y de sus teléfonos celulares una vez que las familias depositaron lo que lograron juntar para que continuaran con su viaje.

El resto del confinamiento era tan crudo como la realidad, todo estaba a favor de la red de trata de personas, cerca de ellos parecía no haber viviendas solo selva, ni gente, mucho menos autoridades a quienes pudieran solicitar ayuda, y les hicieron creer que estaban en esa casa por el confinamiento el cual continuaba sin entender de que se trataba, y no privados ilegalmente de la libertad. 

Parte de las agresiones psicológicas que ejercían contra ellos, era decirles que habían enfermado de Covid y que el cansancio que sentían por llevar días sin comer, se debía a que estaban infectados y tenían las horas contadas, pues ellos no convivían con el exterior y desconocían cómo iba evolucionando el coronavirus, síntomas y medidas preventivas.

A Mateus le tocó ser la víctima y verdugo, si quería ganarse la comida tenía que ayudar a someter y torturar a las personas con quienes estaba a merced de la red de la trata de personas, otras veces no tenía que ganarse nada, solo tenía que servir a los otros clientes de los polleros, quienes llegaban en busca de placer, contó también, que algunos de los extranjeros que tenían el mismo sueño desaparecieron y cree que como a él, los vendieron o murieron por el virus.

“Nos dijeron que el virus era peor que el sida, muy doloroso y mortal, pero que se trasmitía solo con respirar el aire estando en la calle o con tocarnos, por eso la gente usaba mascarillas y trajes especiales.

“Nos enseñaban vídeos de gente que moría en las calles y los cuerpos nadie los podía tocar, era un horror lo que sabíamos que pasaba al exterior, pero pensábamos era una muerte más digna a lo que estábamos viviendo encerrados.

“Escapar no estaba en nuestros planes y tampoco pedir ayuda, nos rendimos cuando parte de los clientes llegaban vestidos de policías, no teníamos ninguna salida y buscábamos una ventana para que ese aire envenenado con el mal nos matara”, recordó.

“A nadie le deseo lo que pasamos, llegué a pensar que mientras era ultrajado moriría, ya no por la violencia que ejercían sobre mí, sino por el contacto con personas posiblemente infectadas y hoy en día no puedo dejar que alguien me salude de mano y mucho menos me dé un abrazo”.

Mateus comentó que antes de que fuera liberado junto con cinco personas más, les aplicaron “la vacuna” para poder tener contacto con el exterior, en realidad fueron drogados y una vez más ultrajados al parecer por un grupo de personas, ahí perdió la noción del tiempo, finalmente una madrugada a bordo de una camioneta se los llevaron pensando en que serían trasladados a otra casa de seguridad, pero fueron abandonados, por seguridad de quienes lo rescataron, no quiso dar detalles, solo recordó que en realidad siempre estuvo en Cancún.

“Fueron los peores meses de mi vida, pedí morir muchas veces porque veía cosas que yo no quería, fui objeto de toda clase de abusos, me tocó ser partícipe de las agresiones sexuales contra mujeres, me obligaron a entregar a uno de mis parceros con hombres que lo ultrajaron hasta el cansancio, me decían que era mi vida o la de la otra persona, pero eso no es vida, sin droga yo no duermo, porque no me gusta lo que sueño”, finalizó.

Tratantes adaptados a la "nueva normalidad"

En un informe realizado por la Sección de Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), identifica que, desde el inicio de la pandemia por Covid-19, la trata de personas se tornó aún más clandestina, lo cual dificulta cualquier estimación confiable de la escala de dicho delito.

Sin embargo, en algunas regiones y países, según lo informado, la trata interior de personas ha aumentado, especialmente el reclutamiento y la explotación locales. La pérdida de medios de subsistencia y las restricciones de movimiento han empujado a los tratantes a reclutar víctimas en sus áreas locales y la pandemia creo grupos más grandes de personas vulnerables que, debido al empeoramiento de su situación económica, fueron reclutadas para la explotación laboral o sexual en su área local, tal como es el caso de Mateus.

Durante los dos años de contingencia sanitaria a causa del Covid-19, la trata de personas no disminuyó; por el contrario, el número de víctimas incrementó en todas las entidades del país, haciendo evidente la urgencia de establecer acciones más decisivas y efectivas para impedir que este delito siga victimizando a la población, en especial a las niñas, niños y adolescentes, que durante este tiempo rebasaron, en conjunto, a las víctimas de trata de 18 años de edad y más grandes (CNDH).

El Instituto Nacional de Migración (INM), en un comunicado, dio a conocer que en el 2020, cuando Mateus fue enganchado, en el territorio mexicano, 31 víctimas fueron rescatadas, 20 eran mujeres y 11 hombres procedentes de Venezuela, Colombia, Honduras, Paraguay y Brasil, entre las personas del sexo masculino, tres eran explotados sexualmente y ocho laboral, en tanto en Quintana Roo ese mismo año, se iniciaron 23 carpetas de investigación por trata de personas, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en lo que va del 2023, se han atendido a tres víctimas, dos colombianas y una venezolana, por explotación sexual, ante lo cual se procedió a la regularización por razones humanitarias.

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