Quintana Roo registra más de 6 mil casos de violencia contra la mujer en el 2022

La mayoría de los casos ocurrieron dentro del entorno familiar; también se contabilizaron 14 feminicidios
sábado, 31 de diciembre de 2022 · 21:54

“Cuando comenzamos a salir dio señales de ser un hombre posesivo y violento, él me gustaba mucho y todo lo justificaba, trataba de pensar que su enojo era por cosas de su trabajo, problemas con su familia. Personas que lo conocían me advirtieron que me alejara de él, me ponían como ejemplo a sus exparejas maltratadas, yo creí que no les gustaba verme feliz, en realidad todos querían verme viva”, relata Erika, una mujer que hasta junio pasado pudo acabar con cuatro años de violencia que su entonces pareja, David, ejerció contra ella viviendo en Cancún.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) hasta noviembre 6 mil 724 mujeres fueron víctimas de un delito, la mayoría en su entorno familiar.

Asimismo, el Centro Nacional de Información (CNI) registró 43 mil 995 llamadas de emergencia en el Estado, relacionadas con incidentes de violencia contra la población femenina.

Erika cuenta que las autoridades municipales y ministeriales tuvieron conocimiento de su caso, pero le pusieron trabas para actuar y hacer su trabajo, además de hacerle creer que ella era la culpable de provocar las agresiones.

“Creí sería una víctima de feminicidio”

Erika contó a Por Esto!, que la relación que tenía con David era una bomba de tiempo cuyo final era predecible, pues el hombre a quien conoció en su trabajo en cualquier momento la mataría de un mal golpe o a propósito, ya que los insultos se convirtieron en agresiones físicas, que la hicieron creer que en algún momento sería una víctima más de feminicidio.

“La última vez que me golpeó se molestó porque yo iba a salir, sólo quería caminar y perderme, era de noche y cualquier cosa que me pasara en la calle pensé que iba a ser mejor a lo que me esperaba en casa”, recordó.

Aquella noche de junio, cuando David vió que ella tomaba las llaves y se dirigía a la puerta para salir, la tomó del cabello y la aventó al suelo donde la estuvo golpeando a puño cerrado y a patadas hasta que ella perdió el conocimiento.

La agredida no sabe cuánto tiempo pasó y sus últimos recuerdos de ese terrible momento hasta ahora son: el olor de su propia sangre, el sentir que le reventaban los ojos y comenzar a ver todo negro, así como un frío seguido de escalofríos que invadió todo su ser. Antes de desvanecerse ella pensaba si su cuerpo sería encontrado.

Al despertar, relata Ericka, estuvo incomunicada dos meses. Afirmó que los golpes en la cara le impedían abrir los ojos y sabía que estaba en un estado deplorable por el dolor que sentía en cada parte de su cuerpo.

Agregó que aguantó que durante esos meses los insultos y el maltrato psicológico que siguió recibiendo de David, hasta que pudo recuperarse y pedir ayuda en un descuido de su agresor.

Sabe que tuvo mucha suerte y agradece que pudo ser rescatada por sus amigos a los que alejó cuando trataron de advertirle sobre el hombre, que la conquistó con detalles y palabras bonitas al iniciar una relación.

Ella está segura que su expareja es un feminicida en potencia y teme que pronto haya una víctima debido a que las autoridades no le hicieron caso cuando denunció a David, quien dejó la Entidad el mismo día que ella logró escaparse de la casa donde vivían juntos.

Otras no viven para contarlo

En Quintana Roo hasta el pasado 21 del diciembre, de acuerdo a la información de la SSPC, 205 mujeres perdieron la vida al ser víctimas de distintos delitos, 14 por feminicidio, 40 por homicidio doloso y 151 por homicidio culposo, entre ellas hubo menores de edad. Y los casos fueron uno más inhumano que el anterior.

Uno de esos casos fue el registrado el 10 de octubre en Cancún, cuando fueron descubiertos los restos de una mujer, que estaban empaquetados en una caja plástica y cuyos genitales fueron expuestos, además de que los huesos de la víctima no fueron localizados y que un pedazo de carne fue dejado en un plato.

Este hecho tanto fue calificado de “monstruoso” por los habitantes que hicieron el descubrimiento así como por los agentes que acudieron al reporte.

Bajo la excusa de qué colectivos feministas protestarían y realizarían manifestaciones violentas, la Fiscalía General del Estado (FGE) que encabeza Óscar Montes de Oca, no ha dado avances del primer feminicidio ocurrido en el gobierno de María Elena Hermelinda Lezama Espinosa, cuyo responsable y posible reincidente sigue prófugo.

En entrevista para Por Esto!, la licenciada en Criminología, Criminalística y Técnicas Periciales Karen Lizeth García Guerrero, analizó y comentó como experta, sobre este hecho, qué clase de persona se atrevió a cometer este delito, así como el nivel de sadismo.

“Habría que saber si el feminicida tenía un vínculo con la mujer o si era una desconocida, pero ciertamente este tipo de agresores suelen fantasear con el delito por mucho tiempo (como si soñaran despiertos el cómo matarían a su víctima y cuán poderosos se sentirían). Entonces, ellos mismos van planificando todo el delito y solo esperan a la ocasión y la víctima adecuada (desconocida), no hace falta un desencadenante específico (aunque sí podría haberlo, como un problema personal, laboral o familiar que incremente su ira).

“En caso de que sí fueran pareja, una pelea o una ruptura suelen ser los desencadenantes para este tipo de feminicidio,”dijo.

La criminalista agregó que “según la escala de la maldad creada por el doctor Michael Stone (2001), este feminicida podría estar en el nivel 16 o 17 por su crueldad y las mutilaciones, pero en caso de que existiera tortura, podría alcanzar el máximo nivel que es el 22, lo que implica un gran sadismo”, explicó.

¿Cómo identificar a un feminicida?

“Los indicadores sí son muy notorios, pero cabe señalar que ellos tienden a mantener una máscara para el público en general, a quienes se presentan como caballerosos y hombres buenos”, resaltó.

García Guerrero añadió que dentro de casa, y especialmente con las parejas, los feminicidas son dominantes (se hace lo que ellos dicen, tienden a controlar cada aspecto de su pareja), no son capaces de aceptar sus errores y tienden a responsabilizar a otros, especialmente a las mujeres (en parte, por eso las maltratan, porque las están castigando), son muy agresivos e impulsivos, son muy celosos porque sufren de baja autoestima y sienten que su pareja los va a abandonar.

“Una persona con estas características es muy peligrosa, es recomendable romper lazos con estas personas, sin esperar a que la violencia escale a agresiones físicas”, recomendó.

Sobre el feminicidio registrado en octubre, la experta apuntó que: “el autor escenificó completamente la escena donde dejó el cuerpo, por lo que definitivamente había uno o más mensajes. Él quería que nosotros sepamos que la víctima es una mujer y probablemente quería humillarla al exponerla públicamente, así mismo, pudo haberse deshecho de los restos, pero decidió exhibirlos para dar pistas sobre lo que le hizo a la mujer, la ausencia de los huesos y (probablemente) del cráneo podrían significar que los tomó como trofeo (recompensas que le sirven para recordar su delito una y otra vez)”.

Agregó: “aunque el plato podría haberlo dejado para sugerir canibalismo, personalmente creo que sólo lo sugirió y no lo hizo, precisamente porque dejó los restos casi completos a un costado, lo que indica que no faltaban restos que hubiera podido consumir. El mensaje final que quiso transmitir fue humillación hacia la víctima y demostrar su poder y su alcance al arriesgarse tanto a dejar el cuerpo en un lugar público.”

Explicó también que un feminicida puede ser reincidente, y, por lo tanto, representa un peligro para la sociedad.

“El feminicida es un peligro principalmente para las mujeres porque no las sabe respetar, tal vez no mate a todas las mujeres que se crucen en su camino, pero sí las va a violentar de otras formas (acoso, maltrato psicológico, maltrato físico) en mayor o menor medida”, manifestó la criminalista. 

Pide respeto

La experta comentó finalmente que aunque los feminicidios y los homicidios muchas veces despiertan curiosidad por lo brutales que pueden llegar a ser, es importante recordar que son personas a las que les fueron arrebatadas sus vidas.

“Esas víctimas tuvieron un nombre, seres queridos, sueños y metas. Cualquiera de nosotros podría ser una víctima si no hacemos algo para frenar la ola de violencia que sufrimos. La mejor manera de honrarlas es respetando su memoria y haciendo nuestra parte para que la justicia sea una realidad, para ellas y sus familias. Antes que víctimas, son personas, seamos empáticos, tratémosles con respeto,” concluyó.

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