Infantes y jóvenes quintanarroenses en la mira del crimen organizado: Redim

Más de dos mil niños, niñas y adolescentes corren el riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos, de acuerdo con los datos brindados por la Red por los Derechos de la Infancia en México
martes, 8 de noviembre de 2022 · 06:44

En Quintana Roo hay de mil 490 a 2 mil 577 niños, niñas y adolescentes en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos, según datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).

De acuerdo con el estudio “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos”, en Quintana Roo había, hasta el 2020; una población de 560 mil, 611 menores de edad, de los cuales, el 10.1%, es decir, 56 mil 741, están en situación de vulnerabilidad, esto es, que no asisten a la escuela, trabajan, están en un estado civil distinto a la soltería o combinan dos o más aspectos.

De este total de menores vulnerables, el 14.4%, es decir, 8 mil 167, se encuentran en situación de amenaza, porque no asisten a la escuela y trabajan. A nivel nacional, los niños en esta condición ascienden a 794 mil 18.

Partiendo de esta cifra y de ciertos indicadores, y siguiendo con un proceso de reducción de datos, el Redim generó dos escenarios de población de menores en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos en el país. En Quintana Roo las cifras oscilan entre mil 490 y 2 mil 577, lo que significa entre el 2.6 y el 4.5% de los más de 56 mil niños que se encuentran vulnerables.

Los indicadores que el estudio contempló son: número de adolescentes en reclusión (15.2); personas de 0 a 17 años con lesiones por violencia sexual, física, psicológica, económica o patrimonial, abandono y negligencia (570.6); personas desaparecidas y no localizadas (11); adolescentes víctimas de delitos (103.5); adolescentes imputados (503); menores de edad víctimas de homicidio doloso, feminicidio, secuestro, extorsión y trata de personas (11.6, 0.8, 3.6, 1 y 6, respectivamente), solamente en Quintana Roo.

Escapa de una sentencia de muerte

Que adolescentes y jóvenes sean parte del crimen organizado en Quintana Roo no es un hábito nuevo; desde hace tres años la práctica se convirtió en una estrategia común para los cárteles de la droga, principalmente.

Actualmente, hay un buen número de menores reclutados, así como historias de jóvenes cuyas vidas cambiaron para siempre al adherirse a las filas del crimen organizado.

Uno de estos es Abriel, quien actualmente tiene 19 años de edad, pero fue cooptado por los cárteles en el 2015. Su historia inició Veracruz, donde a los 12 años fue reclutado por una célula criminal que se dedicaba al huachicoleo.

“Yo tenía 12 años y me pagaban 5 mil pesos quincenales; me enseñaron a manejar una camioneta y me convertí en el líder de un grupo de cuatro; todos éramos niños de entre 11 y 13 años. Entré porque en mi colonia se dedicaban a eso y a la venta y producción de drogas, todo fue junto con pegado”, afirmó el joven a Por Esto!

Abriel es uno de entre los 145 mil y 250 mil menores que están en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos en el país, según datos de Redim.

Según el documento “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos”, siete Entidades: Estado de México, Jalisco, Chiapas, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Michoacán concentran al 55 por ciento de la población nacional en esta situación.

El entrevistado es uno de los pocos jóvenes que logró desprenderse de ese tipo de actividades y salvar la vida.

“En el 2018, haciendo un trabajo, nos detuvieron en flagrancia, ya que llevábamos la gasolina que habíamos robado, y otra mercancía (drogas y estupefacientes). Yo manejaba todas las poblaciones de la zona baja de Veracruz y me tocó pisar el bote, pero por ser menor de edad no me fue tan mal, pero para salir de la cárcel, mis padres pagaron una fianza de 45 mil pesos, que no tenían”, contó.

Entonces, él y sus padres, que no querían dejar Veracruz, decidieron que el adolescente viajaría a Cancún en el 2019, para vivir con una tía. Después de eso dejó la delincuencia organizada y a amigos que, supo, continuaron ejerciendo esa actividad, de los cuales “ya hay más muertos que vivos”, dijo.

“Yo vine a Cancún y mi tía me ayudo, pero decidí no estudiar, sino ponerme a trabajar. También en Cancún la vida es parecida; el narco está tras nosotros y nos invita a participar y ser sus operadores”.

“A mí ya me tocó ser invitado, en 2020, por unos cuates que son parte del grupo “Los Pelones”, y que mueven droga y matan, y no se tocan el corazón. Me dieron arma, equipo y un chaleco, y estuve a punto de aceptar, pero pensé en mis padres, y en lo que ya les hice pasar, y la verdad es que ningún dinero suple la tranquilidad de hacer las cosas como debe ser y sin lastimar a nadie”, expresó.

Cuestionado acerca de si le tocó matar a alguna persona durante el tiempo que fue parte del crimen organizado, afirmó que él no tuvo que hacerlo, pero le tocó ver cuerpos de ejecutados.

“También sé que muchos de mis compas, mis amigos que no quisieron salirse de ese trabajo, hoy ya no están vivos. Solo nos usan, se aprovechan que ignoramos muchas cosas y que necesitamos dinero, y nosotros caemos; y no solo operamos, también nos convertimos en consumidores”, detalló.

Respecto a sus conocidos, quienes se dedican o se dedicaron al crimen organizado, afirmó que más de la mitad ya no están vivos. “Los han matado o desaparecido, y los que faltan; vivir así no es un juego y en Cancún abundan las invitaciones y es mejor decir no, desde el principio”, finalizó.

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NR