Quintana Roo y Sinaloa con las mismas cifras de contagios, sin regresar a Semáforo Rojo

Los altos contagios en el estado no han sido motivo suficiente para que Carlos Joaquín decida que Quintana Roo se encuentra en Semáforo Rojo, ya que representaría una gran pérdida y más en temporada de vacaciones
domingo, 25 de julio de 2021 · 08:37

Por alcanzar más de 500 contagios de COVID-19 en un solo día, el Gobierno Federal decidió colocar en Rojo a Sinaloa en el Semáforo Epidemiológico Nacional, con lo que se convirtió en la única entidad en la máxima fase de la alerta de riesgo. El pasado viernes, Quintana Roo, por primera vez desde que inició la pandemia, registró más de cinco centenares de transmisiones en 24 horas.

El récord roto en Quintana Roo el 23 de julio, con 530 nuevos casos, fue inmediatamente derribado ayer, ya con 549 personas declaradas con el SARS-CoV-2 activo en un día, según el informe técnico diario de la Secretaría de Salud Estatal.

La tendencia al alza en la cifra de personas que dan positivo al coronavirus cada día en Quintana Roo es semejante a la que experimenta Sinaloa.

Datos de la Secretaría de Salud sinaloense revelan que los casos diarios en esa entidad dieron un salto dramático de 248 por ciento, al comparar los 169 enfermos nuevos del 1 de julio con los 589 que reportaron el 23.

En Quintana Roo, a diferencia de Sinaloa, que a principios de mes tenía menos de 200 casos en 24 horas, desde el 1 de julio ya había más de 400. El cambio porcentual respecto al 23 de 30.

Aunque nuestro estado no ha alcanzado los niveles de Sinaloa del 15 de julio, cuando llegó a 671 contagios nuevos de COVID-19, no ha logrado frenar su tendencia. A partir del 19 de julio, la entidad del Norte del país comenzó a reportar una disminución lenta, pero constante, aunque aún con niveles superiores a los 500 casos, razón por la que las autoridades federales optaron por un retroceso más drástico en la semaforización de la pandemia.

El temor de decretar Rojo

Como ya lo advirtió el propio gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, volver a Rojo significa “cierre total” de negocios, turismo y toda la actividad económica y social que implique concentraciones sociales.

La dependencia que tiene el estado hacia el sector turístico ha hecho que el Gobierno local insista en no decretar un retroceso tan radical, lo que desplomaría la aún adormecida economía, como ya ocurrió durante gran parte de 2020, que derivó en una desbandada de empleos.

Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que la pérdida de puestos laborales de Quintana Roo significó el 15.03 por ciento del total del país el año pasado, con 97 mil 381 puestos caídos, su primer desplome después de 11 años de incrementos.

Para el caso de Sinaloa, la dinámica turística también es un asunto de consideración, ya que representa más de 6 por ciento del Producto Interno Bruto local y uno de cada 10 empleos entre su población, de acuerdo con el Consejo para el Desarrollo Económico (Codesin); aun así, la evolución de la pandemia en sus habitantes obligó a las autoridades al retroceso en el Semáforo de riesgo.

Persiste la desobediencia social

Los constantes llamados, decálogos de medidas preventivas y la vacunación, no han abatido la resistencia de los quintanarroenses a respetar los protocolos sanitarios básicos: uso obligatorio de cubrebocas, lavado constante de manos, Sana Distancia y la prohibición de fiestas y/o concentraciones masivas, sobre todo en los principales polos turísticos, como Cancún y Playa del Carmen.

La ocupación hotelera en el Norte del estado, en los más de 80 días en Semáforo Naranja superan por 10 o más puntos el aforo permitido de 50 por ciento; además, las playas y el Aeropuerto Internacional de Cancún no dejan de recibir multitudes de turistas que buscan relajarse y divertirse en la temporada vacacional de verano.

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Ayer circuló un video en redes sociales que mostraba a un grupo de jóvenes amontonados en una embarcación, sin cubrebocas, en las costas de Isla Mujeres. Este sector de la población ha resultado más propenso al contagio, además porque varios se resistieron a ponerse la vacuna contra el COVID-19, por temor a los efectos secundarios.