Banco Chinchorro cumple 25 años como reserva de la biosfera en Quintana Roo

El atolón es hogar de mil especies de flora y fauna; además resguarda un tesoro arqueológico subacuático único que sólo podrás encontrar en Quintana Roo
lunes, 19 de julio de 2021 · 10:08

En las cristalinas aguas del mar Caribe frente a la costa de Quintana Roo se encuentra una de las más grandes maravillas naturales de México, santuario de una gran diversidad de fauna y flora marina, paraíso protector de un catálogo arqueológico subacuático que abarca 500 años de historia de la navegación.

Banco Chinchorro forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el cual se ubica al este de la costa oriental de la Península de Yucatán, abarcando las costas de Honduras, Guatemala, Belice  y  México.  Constituye  una  de  las  cinco  zonas  núcleo  de  la  recién decretada Reserva de la Biosfera Caribe Mexicano.

La  superficie  emergida  se  conforma  por  cuatro  cayos:  Cayo Lobos, ubicado al sur; Cayo Centro, el más grande y el cual alberga los campamentos y palafitos de las cooperativas pesqueras así como al Centro de Operaciones de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, y Cayo Norte, conformado por dos pequeñas islas; en una de ellas se halla una base de la Secretaría de Marina Armada de México.

Su  diversidad  ecológica,  compuesta  por  pastos  marinos,  zonas de arenales, manglares y playas, los cuales albergan diversas especies vegetales y animales, le valió su nominación como Reserva de la Biosfera el 19 de julio de 1996, con los objetivos fundamentales de conservar la biodiversidad marina de la región, asegurar el equilibrio y continuidad de los procesos ecológicos y evolutivos, y garantizar la compatibilidad entre el aprovechamiento y la conservación de los recursos naturales.

Nueve años después, en el 2003, se le nombró sitio RAMSAR (Humedal de Importancia Internacional), y más tarde obtuvo su reconocimiento por el programa MaB (Man and Biosphere – UNESCO) como una de las Reservas de la Biosfera más importantes del mundo.

Este santuario tiene una superficie de 144 mil 360 hectáreas e incluye a los arrecifes, la laguna arrecifal y los cayos Lobos, Centro y Norte. Aunque toda esta área pertenece a la reserva, se encuentra sujeta a diversas medidas de manejo, dividiéndose en zonas de pesca, de uso turístico, de uso general y zonas núcleo. En estas últimas sólo se permite la investigación científica

Riqueza Natural en la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro

En la Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro se han reportado un total de mil 30 especies, de las cuales 58% corresponden a fauna marina, 14% a fauna terrestre, 18% a flora marina y el 10% a flora terrestre. Se calcula que hay presentes 95 especies de corales, 104 de esponjas, 199 de peces, 95 de aves, 104 de moluscos, 135 de algas y 78 de plantas terrestres; todos estos valores son superiores a los encontrados en Cozumel o en los arrecifes del Golfo de México. Muchos grupos de invertebrados aún no se han analizado en Chinchorro y es necesario completar los estudios sobre las especies de micro algas de la laguna arrecifal.

La tortuga caguama (Caretta caretta), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga blanca (Chelonia mydas) utilizan los cayos de la para desovar. Entre los reptiles más característico está el cocodrilo americano (Crocodylus acutus), se calcula que en Cayo Centro existe una población de aproximadamente 150 individuos.

La pesca es la actividad económica de mayor relevancia. Se explotan principalmente el caracol rosado (Strombus gigas), y la langosta del Caribe (Panulirus argus).También se aprovechan peces como chancay, mero, huachinango, pargo, picuda, mojarra y coronado. La pesca está destinada al consumo turístico. El turismo es una actividad incipiente. Algunas cooperativas ofrecen recorridos y se practica el buceo en los arrecifes, los más conservados de la región.

Banco Chinchorro un cementerio de barcos 

Los españoles fueron los primeros exploradores del área y quienes a partir de XVI representan a Banco Chinchorro en las cartas de navegación con el nombre de Quitasueños, tal vez aludiendo a los riesgos que implicaba navegar en estas peligrosas aguas de poca profundidad, que llevó a decenas de navíos al desastre.

Desde 2006, la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Histora (INAH) lleva a cabo el inventario de recursos culturales sumergidos en Bancho Chinchorro, en este ha catalogado cerca de 70 sitios con restos materiales de navíos hundidos, cuyas temporalidades fluctuán entre los siglos XVI y XX.

En estos vestigios se tiene embarcaciones completas o desarticuladas, de otras sólo quedan restos del casco o de sus componentes (propelas, eje, calderas, tubería, timones, entre otras), en las más antiguas solo se conservan las piedras de lastre, piezas de artillería, anclas y distintos tipos de herraje, ya que materiales orgánicos como la madera y las velas han sido borradas a través del tiempo.

Estos barcos navegaron con bandera española, portuguesa,  francesa,  inglesa  y hasta  holandesa, antes de que encallaran o naufragaran por errores humanos, desconocimiento del área o incluso de cómo navegar, así como por condiciones climatológicas adversas y difíciles de sortear.

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Quizá el pecio más famoso del lugar, está localizado al norte de esta barrera arrecifal, se trata del conocido como “40 Cañones”, que consta de un montículo de piedras de río (lastre) y 36 cañones de hierro fundido de diferentes calibres, dispersos a lo largo de 38 metros y 24 de ancho, y seis de profundidad. Posiblemente se trata de una fragata o navío de línea español o inglés, que naufragó en el siglo XVIII.

Otra nave hundida es la conocida como “El Ángel”, localizada a 10 y 12 metros de profundidad; con medidas de 9 metros de ancho y 34 de eslora, se trata de una embarcación posiblemente de la esfera comercial británica propulsada por la fuerza del viento, de finales del siglo XVIII o principios del XIX, que transportaba troncos de palo de tinte.

Uno de los últimos hallazgos subacuáticos es el pecio “Manuel Polanco”, nombrado así por el pescador que lo descubrió, yace al sur del atolón, sobre la barrera arrecifal donde las corrientes son fuertes, de este solo se han encontrado lingotes pig iron que se usaban como lastre, algunos tubos, un cañón de aproximadamente 2.5 metros de largo y un ancla, se infiere que se habría hundido hace 200 años al encallar sobre el arrecife. 

Uno de los cánones que sigue la SAS es agradecer la ayuda de sus colaboradores nombrando algunos sitios en honor a ellos.

JCL