Leyendas de Quintana Roo: El Salvaje de los pies al revés

En selvas quintanarroenses, habitaba un ser de gran tamaño al que llamaban "El salvaje", el cual tenía aspecto de gorila y los pies al revés
lunes, 22 de febrero de 2021 · 19:42

Muchas de las leyendas que existen en la Península de Yucatán, se remontan a los orígenes mayas de la región, sin embargo, a pesar de ser una gran mayoría, también existen aquellas que se originaron durante la conquista española.

En esta ocasión, ese es el caso, pues se cuenta que durante este tiempo, los españoles solían adueñarse de todo lo que encontraban a su paso, pero también se habla de criaturas increíbles que fungían como guardianes de la naturaleza y su objetivo en la tierra, era resguardar las bondades de la madre tierra, lejos de las ambiciosas manos del ser humano.

En el territorio maya, específicamente en selvas quintanarroenses, habitaba un ser de un gran tamaño al que llamaban "El salvaje", el cual tenía aspecto de gorila y lo que más lo caracterizaba y lo hacía terrorífico, era que tenía los pies al revés. Era una criatura fuera de lo común, pues se cuenta que tenía una abertura en su vientre, lo que había que sus entrañas fueran visibles.

Según se sabe, era una criatura muy conocida, a diferencia de otros seres provenientes de otras leyendas, pues los cazadores se aventuraban a entrar a las selvas para intentar cazar a la bestia, sin embargo, era muy raro que alguien saliera de ahí con vida, pues terminan devorados por "El Salvaje".

Las personas que tenían la habilidad de la brujería, decían que el gigante era un amuleto y que lo único que tenía el poder de calmarlo, era la música. 

Aparentemente, esto era cierto, ya que existió un brujo de nombre Rubén que se atrevió a ir tras la bestia y se lo topó de frente. Como era de esperarse, en cuanto el "El Salvaje" lo vio, rugió con intención de devorarlo, tal cual lo había hecho con todos los demás que se atrevían a entrar en su hogar.

Rubén alcanzó a tomar su guitarra y en cuanto logró ponerse a salvo, se puso a tocar una melodía que pareció encantar a la criatura, pues comenzó a bailar al ritmo de la canción y mientras más alegre se volvía el sonido, más divertido se ponía él, ya que llegó el momento en que se reía tanto que se revolcaba.

Sin embargo, la risa era tanta, que parecía que las entrañas se le saldrían y sin pensarlo dos veces, el brujo dejó de tocar para cortarle la cabeza, acabando con la vida de "El Salvaje".

Todos estaban felices, menos la selva

Todo el pueblo se enteró, pues la noticia voló entre los habitantes y no pararon de adularlo y darle regalos. Todos respetaban y admiraban al brujo, incluso logró casarse con la doncella más hermosa del pueblo.

Pero no podía ser todo perfecto, pues no mucho tiempo después, comenzó la desgracia que anunciaba que la selva estaba muy enojada por la muerte de su guardián.

Al pueblo llegó una gran sequía, derivado de esto se perdieron todas las cosechas y el agua en la presa terminó por echarse a perder, infectando a muchos niños y llevándolos a la muerte.

Los demás brujos aseguraban que el culpable era Rubén, por haberse deshecho de "El Salvaje"

Una noche, mientras el brujo cortaba leña, la gente del pueblo fue a su hogar y se dieron a la tarea de quemarla, sin dar tiempo a Rubén de escapar, pues en cuanto salió de la choza, los pobladores lo atraparon junto con su mujer y también les prendieron fuego.

Incluso con esta acción que tenía pinta de ser un ritual, las calamidades no cesaron. Desde ese momento, la gente de este lugar se volvió muy respetuosa de la selva y de todas las formas de vida que ahí residen, ya que, aprendieron que cualquier atentado en contra de la naturaleza puede volverse una serie de eventos desafortunados.

Con información de Más Leyendas

MA