Familias quintanarroenses viven inseguridad alimentaria ante la pandemia

Por la pandemia y el desempleo familias de Quintana Roo enfrentan inseguridad alimentaria; muchos inician el día sin la certeza de tener comida para sus hijos
lunes, 20 de julio de 2020 · 07:22

La inseguridad alimentaria en Quintana Roo es una realidad que en este momento padecen familias que habitan en distintos puntos del territorio, entre ellas la de Guadalupe Oxte Chan, quien vive en la colonia Santa Cecilia de Cancún; está conformada por 15 personas, entre adultos y niños, y todos ellos empiezan el día sin tener la certeza de si van a tener comida para poner en su mesa, pues ninguno de los integrantes tiene empleo formal que les dé la seguridad de un ingreso. Son víctimas del desempleo que dejó la pandemia por el coronavirus.

El Informe de Pobreza y Evaluación 2020 de Quintana Roo hecho por el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) acerca de la Política de Desarrollo Social, explica que hubo un aumento de aproximadamente 121 mil 200 personas en carencia por acceso a la alimentación, al pasar de casi 187 mil 500 en 2008 a alrededor de 308,700 en 2018.

Mientras Guadalupe mostraba el camino hacia la cocina de su hogar, platicó que los alimentos que tiene almacenados los mete a su cuarto de dormir, porque en un descuido los más pequeños sustraen lo poco que hay para alimentarse.

En cuestión de segundos entró a una habitación y salió cargando una cubeta de plástico en la que estaban varios alimentos; la mayoría de ellos no perecederos. Esta es mi despensa, dijo al tiempo que la acomodó en la mesa.

También mostró el interior del refrigerador. Ahí guarda la comida que requiere refrigeración porque ya fue abierta o cocinada, pues no lo utiliza para almacenarla, ya que en casa no hay alimentos perecederos.

La pandemia agudizó la pobreza

El Coneval establece que se considera en situación de carencia por acceso a la alimentación a la población en hogares que presenten un grado de inseguridad alimentaria moderado o severo.

Para Guadalupe Oxte despertar en la mañana y no saber si van a comer es algo habitual desde marzo, cuando los daños colaterales -el desempleo- del coronavirus impactó en su hogar y los centros labores cerraron.

“Jamás había vivido esto, llevo 30 años en Cancún y es la primera vez que nos pasa”, explicó.

En su familia nadie tiene empleo seguro, pero todos los días buscan la manera de ganar unos pesos, pues cualquier cantidad sirve para poner comida sobre la mesa.

“Yo quisiera que dieran trabajo en lugar de despensas”, reconoció.

“A zona de ricos a conseguir cartón”

La situación no es distinta en los hogares de Guadalupe Flores y Yenny Pech, ambas habitantes de la Región 99, quienes al igual que la familia de la colonia Santa Cecilia, no pueden comprar las cantidades y los productos alimenticios que quisieran, pues no hay ingresos económicos seguros en sus casas.

En el Polígono Sur de Cancún, donde están los fraccionamientos modernos de la ciudad, han hallado una solución momentánea a su necesidad alimentaria, pues recolectan el cartón que “los ricos de allá” dejan en la basura y caminan kilómetros para luego llegar al sitio donde compran este tipo de desecho.

“A veces ganamos 100 pesos, y eso ya son millones para mí, para nosotras, porque con eso puedo comprar comida”, explicó Jenny.

Aún en pobreza, hay niveles

De acuerdo con los resultados de la medición de la pobreza 2018 del Coneval, cuyos resultados fueron revelados este año, el 27.6% de la población de la entidad vivía en situación de pobreza, es decir, 474,800 personas, aproximadamente. De este universo, el 24.1% (cerca de 415,100 personas) estaba en situación de pobreza moderada, mientras que el 3.5% de la población se encontraba en situación de pobreza extrema (alrededor de 59,800 personas).

En la medición el porcentaje de pobreza en Quintana Roo es 14.3 puntos porcentuales menor que el porcentaje nacional que es de 41.9%. En ese mismo año, el porcentaje de población vulnerable por carencias sociales en Quintana Roo fue de 41.2%, es decir, 710,000 personas, aproximadamente, presentaron al menos una carencia. Al mismo tiempo, 4.1% de la población era vulnerable por ingresos, lo que significa que alrededor de 70,500 personas no tenían los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Finalmente, la población no pobre y no vulnerable de la entidad federativa representó el 27.1%, aproximadamente 467,300 personas.

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“Estiran” los pocos ingresos

* Familias de todos los municipios se enfrentan cada día al dilema de comprar alimento y pagar los servicios básicos * Muchos se quedaron sin trabajo y la informalidad les aporta un mínimo presupuesto

Familias de Tulum tienen que sujetarse a la despensa que dentro de sus posibilidades pueden adquirir, pues el recurso económico con que cuentan es poco y no hay certeza de cuánto tiempo durará la situación que viven.

Teresa Bustillos, ama de casa, mencionó que apenas tienen lo indispensable para sobrevivir; en su casa sólo su esposo trabaja y es el encargado de llevar el sustento al hogar, integrado por tres hijos menores. “A duras penas nos alcanza”, reconoció.

Frijol con arroz y sopa, es lo que más consumen; todos los días deben decidir si cenan o no, y en caso de hacerlo, sólo los menores de la casa tienen ese privilegio, los mayores deben esperar a la mañana siguiente para probar alimento.

En otros hogares ubicados en el centro de la ciudad, las amas de casa han tenido que endeudarse o sobrevivir comiendo “alimentos muy humildes” o bien comprando comida con los vales de despensa que reciben como apoyo de los centro de trabajo donde laboran pero que no están en funcionamiento.

Playa del Carmen

Familias del Ejido y del fraccionamiento Villas del Sol compartieron la situación que viven durante esta pandemia; señalan que debido a que no hay mucho trabajo, deben arreglárselas para tener dinero con el que alimentar a su familia.

Tal es el caso de la familia Rendón, quienes actualmente viven en la colonia Ejido;  aseguran que esta crisis les ha pegado fuerte, y a pesar de que recibieron apoyos no es suficiente para aguantar todos estos meses.

El señor Federico narró: "aquí vivimos cuatro personas: mi hija con su esposo y mi nieta, de nosotros sólo mi nieta y mi yerno trabajaban, pero debido a la crisis mi yerno perdió su empleo en hotelería, así que mi nieta es la que tiene que sostener este hogar. Mi hija no se ha quedado con los brazos cruzados y vende comida para tener un ingreso y apoyar con los gastos".

La señora Bertha aseguró que diariamente gastan en alimentos aproximadamente entre 50 y 100 pesos, independientemente de los artículos que tengan ya en la despensa. “Si ahorramos unos 5 u 8 pesos, hoy en día son muy buenos y no le caen mal a nadie”, dijo.

Por otro lado, en el fraccionamiento Villas del Sol, la familia Rodríguez, la señora Mary comentó que ella junto con su esposo siguen trabajando, ella haciendo "home office", mientras que su esposo acude diariamente a la oficina.

Isla Mujeres

Al menos 100 familias en la parte insular de Isla Mujeres necesitan apoyo alimenticio porque no tienen asegurado el sustento diario para enfrentar la pandemia por falta de trabajo seguro, como ocurre en la colonia irregular La Guadalupana.

La familia Mendicuti Amaya, compuesta por cinco miembros, tiene su alacena vacía, no cuenta con refrigerador porque no hay luz. Viven al día. El jefe de la familia ingresa al mes cinco mil pesos al hogar, pero no les alcanza para los gastos de alimentación, ropa y calzado.

Los apoyos alimentarios les han ayudado a sobrellevar la situación económica, pero el área en la cocina al aire libre donde pone su despensa está vacía; aguarda la llegada por la tarde de su hija Rosa, de 19 años, que comenzó a ayudar a preparar sanitizantes de negocios, a cargo de una persona que se dedica a esto. Le deben pagar para llevar alimento en casa

Otro caso, es el de la familia Tun Galaz; su dotación de alimento está compuesta por un kilo de frijol, otro tanto de arroz, medio de azúcar, medio de lenteja y medio de avena. Eso es suficiente para algunos días para los miembros del hogar.

Lo poco que ingresan los dos miembros de la familia se destina para alimentos enteramente; viven en zozobra, con temor.

Cozumel

“Aunque sea frijolitos, pero comemos todos en nuestras casas”, coincidieron amas de casa de diversas zonas de la isla. En un caso, son siete integrantes más tres familiares que van a comer y se mantienen de lo que logran comprar al día y de lo que les queda de despensas. En otros hogares, han recurrido a la cocinada con leña y a optimizar mucho más lo que les queda de alimento hasta la quincena cuando se vuelvan a surtir.

En ambos casos reconocieron que el problema de la pandemia generó afectación económica en todas partes del mundo, lo que ha comenzado a reflejarse en la dieta de las familias que estaban acostumbradas a comer platillos en los que el gasto era más un lujo que una necesidad, pero ahora se han tenido que moderar en cuanto a lo que se compra y lo que se sirve para comer en la mesa, considerando además que tienen que hacer que rinda, de ser posible para la cena de todos.

Carolina Pech Pisté, quien habita en una pequeña choza de madera y apenas el inicio de una obra negra de concreto en la colonia Félix González Canto, refirió que su esposo laboraba como velador en dos empresas, pero al despedirlo de uno de sus dos trabajos, sólo está percibiendo un salario que tienen que “estirar” para que puedan comprar los alimentos para los seis miembros que forman parte de su familia.

De igual manera, Angélica Valdés, quien habita en la colonia San Gervasio y vive en una casa de mampostería, dijo que sus gastos eran considerables hasta antes de la pandemia, pero debido a que su esposo ha tenido menos trabajo como contador, al cerrarse varios negocios, éstos se han tenido que limitar al consumo de las compras básicas de la despensa con la que alimentan a sus seis hijos.

Además de que le brindan alimento a tres familiares más que se quedaron sin ingresos, por lo que el gasto de ese hogar oscila hasta en 500 pesos por día para las tres comidas racionadas, cuando antes podían darse el lujo de tener un variado menú o incluso hasta comer fuera de su casa, lo que ahora es considerado como algo innecesario, dijo.

La crisis económica ha obligado a las amas de casa a elaborar platillos que habían dejado de consumir y por eso coincidieron en que han pasado días en los que sólo hay frijol y arroz, y si bien les va, comen huevo o carne, pero no se permite rechazar el plato de comida en estos tiempos “y si sobra del almuerzo, eso será la cena”, dijeron.

Lázaro Cárdenas

La familia Pech Cauich, compuesta de cinco integrantes, vive con lo que Bernardo Pech gana como tricitaxista, y cuando eso no les alcanza, optan por pedir fiado en tiendas de la comunidad.

El jefe de familia gana alrededor de 100 pesos al día y con la crisis por falta de usuarios, se emplea en actividades del campo.

Invierte alrededor de 200 pesos diarios en alimentos; cuando no alcanza lo de su trabajo, tienen que pedir fiado para comer huevos o frijol y tortillas. “No hay para hacer la despensa no alcanzan los recursos”, dijo.

Realidad innegable

Según el Censo 2020 (con datos de 2018), hay más de 300 mil personas que no tienen seguro los alimentos cada día. A esta cifra habría que sumar otros miles afectados este año por la pandemia

121 mil 200 habitantes de Q. Roo con carencia alimentaria se sumaron de 2008 a 2018

308 mil 700 personas con dificultades económicas para alimentarse había hace dos años.

27.6% de la población de la entidad vivía en situación de pobreza, es decir, 474,800 personas

415 mil 100 personas en pobreza moderada

59 mil 800 en pobreza extrema

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Otras carencias; no sólo el alimento es problema

Carencias sociales: 41.2%, es decir, 710 mil personas

Carencia económica: 4.1%, o sea, 70 mil 500 personas

Por Eva Murillo