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Algunas personas no tienen la solvencia económica para comprar el material necesario.

Una tradición en la zona sur del estado, como lo es la quema del año viejo, un muñeco con pirotecnia en su interior, se verá relegado debido a la difícil situación económica que impera en las familias chetumaleñas tras la pandemia de COVID-19.

La quema del año viejo consiste en la quema de un muñeco que representa el año que termina y que augura bienestar para el que va a comenzar. Este se elabora de ropa, simulando ser una persona, relleno de papel, aserrín, paja y fuegos artificiales, para ser quemado a las 12 de la noche del día 31 de diciembre de manera simbólica, tradición que ha sido arraigada en la capital.

Dicho muñeco se exhibe desde días previos al fin de año; sin embargo, en los últimos días no ha podido verse dichos muñecos en las colonias populares de la capital. La situación puede deberse a las lluvias acaecidas en los últimos días, aunque también puede ser un tema económico para las familias.

Por otro lado, los puesto ambulantes de pirotecnia han visto una caída en sus ventas en este año, así lo declaró Karen Magil, quien mencionó que “las ventas han disminuido debido a que en el Facebook se vende “bajo el agua” ya que no pagan permiso, nosotros si pagamos permiso, y ellos lo dan más barato, eso sí nos afecta. El municipio debería ver eso y hacer que paguen, porque a nosotros los ambulantes no nos compran porque lo ven caro”.

La venta este año ha sido menor, es mucha la diferencia, pero igual se debe a que la pandemia dejo con baja economía a las familias, muchos se quedaron sin trabajo, o nos les pagan completo, eso sí afecta mucho”, agregó.

Otros ambulantes comentan que las pérdidas han sido bastante considerables con respecto a otros años, por lo que al final terminan rematando el resto de los artículos que no logran venderse hasta este 31 de diciembre.

“Está bajo por el COVID-19, porque la gente no sale a comprar aquí en el centro. Las pérdidas han sido hasta del 50 por ciento con respecto a años anteriores, aunque por lo menos sale lo suficiente para comer. Lo que queda se guarda o se remata”, comentó Jesús Pérez.

De esta manera, la tradicional quema del año nuevo se va limitar a unas cuantas familias que tendrán la solvencia económica para comprar el material necesario, así como también aquellas personas que no desean pasar la tradición o que buscar “quemar” de manera emblemática todo lo malo que ha sucedido en 2020.

 

CT