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Un hombre de origen canadiense, avecindado en Mérida desde hace varios años, quien habitaba en el predio número 418-B de la calle 47 del primer cuadro de la ciudad, fue hallado muerto este miércoles. El cadáver estaba en avanzado estado de descomposición.
Según información rebabada entre los vecinos, el canadiense, como acostumbraban decirle, era una persona amable y cortés, era platicador y tenía buena relación con los vecinos, decían que de vez en cuando se tomaba sus cervezas pero nunca se comportó de forma impertinente o grosera, todos los días acostumbraba salir a caminar.
Agregaron que hace un año le dio Chikungunya y la salud del canadiense se deterioró, bajó mucho de peso y quedó muy flaco, un vecino que solicitó no publicar su nombre indicó que el sábado por la mañana lo vio caminando y no lo volvió a ver.
El propietario del predio, de origen Italiano, le indicó a un representante del Misterio Público que aún no realizaba el cambio de propietario y que la documentación estaba a nombre del dueño anterior, señaló que cuando abrió la puerta del predio percibió el olor a putrefacción y el cuerpo estaba tirado en el piso de la sala, por lo que dio aviso a la policía.
A las puertas del inmueble se encontraban las patrullas 6203 y 6249 de la Secretaría de Seguridad Pública, así como los detectives de la Policía Estatal de Investigación y los peritos de Criminalística y Servicios Periciales de la Fiscalía general del Estado, finalmente entró en acción el personal del Servicio Médico Forense que se encargó del levantamiento del cuerpo putrefacto para su traslado al depósito de cadáveres para la necropsia de ley.
LAF
