Joven de Tizimín se priva de la vida

El joven fue encontrado colgando del brazo de su hamaca por la mañana, cuando arribaron elementos de la Policía Municipal, la Policía Estatal y Cruz Roja el joven ya no contaba con signos vitales.
domingo, 25 de octubre de 2020 · 12:52

En menos de 24 horas, otra persona se priva de la vida por la vía del ahorcamiento, en esta ocasión se trató de un joven de 18 años que se quitó la vida al ahorcarse con el brazo de su hamaca en el interior de su predio ubicado en la calle 51 B x 82 y 84 de la colonia Nueva Esperanza, causando la movilización de Policía Municipal, Estatal y Cruz Roja.

Fue alrededor de las nueve y media de la mañana de este sábado cuando las corporaciones policiacas recibieron el reporte de una persona inconsciente en el interior de una vivienda ubicada en la citada calle, por lo que al llegar se entrevistaron con familiares, quienes dijeron que el joven Santiago Concepción Canché Chan, de 18 años, estaba en el interior de una vivienda de bajareque y huano en donde al parecer dormía, pero al acudir a verlo sus familiares en la mañana lo encontraron colgado del brazo de su hamaca.

De manera inmediata lo descolgaron y lo colocaron en el piso, dando aviso al número de emergencias 911, arribando al lugar la Policía Municipal con su paramédico, Policía Estatal y Cruz Roja quienes, al valorar al joven, informaron ya no contaba con signos vitales.

Cabe mencionar que, según familiares, el joven no tenía motivos para haber atentado contra su vida, pues era conocido como una persona alegre, simpática, además de ser muy conocido por la zona donde vivía, así lo dieron a conocer sus hermanos, quienes hicieron público lo ocurrido en sus redes sociales, vecinos de la zona no daban crédito a lo sucedido.

Tras la confirmación del deceso, la Policía Municipal procedió al acordonamiento de la zona, en lo que daba parte a la Fiscalía General del Estado, Servicio Médico Forense y Policía Estatal Investigadora para las diligencias correspondientes y proceder con el levantamiento del cadáver.

Por Carlos Euán