Rusia: evitar daños colaterales

En su columna de hoy, Jorge Gómez Barata expone la situación que se vive tras el atentado en Moscú
lunes, 1 de abril de 2024 · 10:09

Debido a la evidencia que aporta la condición islámica de los autores materiales del reciente ataque terrorista en Moscú, algunos organismos, voceros y personalidades rusas se esfuerzan por vincularlos a Ucrania y Occidente. De ese modo se evitan las tensiones que pueden gestarse con los musulmanes rusos, con vecinos que profesan esa fe, incluso aliados o compañeros de viaje en sus empeños en Siria y Ucrania.

A los nueve detenidos en Moscú, todos islámicos, se suman 15 apresados en Tayikistán, donde se investigan sus probables vínculos con ISIS-K, rama extremadamente radicalizada del Estado Islámico que atacó en Moscú.

La maniobra se suma a los esfuerzos que durante años ha realizado el presidente Vladimir Putin para mantener bajo control la cuestión islámica, que es en Rusia la segunda religión y amenazó con desbordarse con el colapso soviético y la disolución de la URSS.

Aunque los datos no son precisos, en la Federación Rusa existen más de 10 millones de musulmanes que forman parte de las poblaciones de la región del río Volga, los montes Urales y varias repúblicas y provincias. En Moscú hay entre 300 mil y un millón de ellos. La mayoría emigrantes de las exrepúblicas soviéticas de Asia Central y el Cáucaso. En Moscú funcionan cuatro mezquitas y en toda Rusia 8 mil.

Con el fin de la Unión Soviética y la desactivación del ateísmo que fue en Rusia y en los países del socialismo real, una “religión de Estado”, se incrementó la práctica de todas las religiones, entre ellas el islam, existiendo el peligro de que se politizara y se radicalizara como ocurrió en otros lugares.

El presidente Putin, uno de los exsoviéticos que recuperó su fe cristiana, auspicia cierto grado de tolerancia religiosa, permitiendo la creación de templos cristianos, sinagogas, mezquitas y madrazas. La libertad de cultos facilitó el peregrinaje a la Meca, el establecimiento de organizaciones y centros culturales, mezquitas y madrazas, así como publicaciones islámicas. En Kazán, el mayor núcleo musulmán después de Moscú, funciona la universidad islámica de Rusia.

Aunque fue inevitable el auge de la militancia musulmana con intensos matices de yihadismo, Putin administró el conflicto étnico y político, asociado al independentismo en Chechenia y reprimió los brotes de terrorismo, evitando que el conflicto de étnico y político, pasara a ser también religioso.

Las operaciones terroristas de ISIS-K, en plazas protegidas como Irán y Moscú, donde incluso operan agentes extranjeros que, esta vez, tuvieron capacidad para advertir que algo se tramaba. Los recientes atentados evidencian, tanto, la capacidad de las entidades terroristas no estatales para operar en el extranjero y realizar acciones de impacto global, como la necesidad de coordinación internacional para enfrentarlas.

Las especulaciones y las acusaciones sin evidencias, sobre todo aquellas realizadas por organismos y personalidades, así como por comentaristas, presuntamente calificados, en lugar de aportar, confunden, desorientan y contribuyen a eternizar el misterio.

Los lamentables actos terroristas en Irán y Moscú indican la necesidad de lograr la paz para poner orden y liquidar todo tipo de terrorismo. Allá nos vemos.

 

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