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Opinión

Herramientas para el desarrollo

Jorge Gómez Barata habla de los avances en la tecnología y las nuevas herramientas que ayudan al progreso en lo social, político y económico

La contemporaneidad puede felicitarse. Muchas cosas esenciales son ahora más fáciles, entre ellas enseñar, aprender y progresar. No se trata de magia sino de nuevas herramientas entre ellas: Internet, Inteligencia Artificial y ChatGPT que ejercen decisiva influencia en todas las ramas y esferas sociales, incluida la política y la gobernanza, aunque no pocos políticos sigan anclados en el pasado.

El conocimiento es un fenómeno social que se realiza en individuos particulares. Los sabios, genios, emprendedores e inventores son capaces de generar conocimientos que tienen sentido cuando se trasmiten y se aplican, lo cual les confiere valor de uso. En épocas pretéritas, estos prohombres interactuaban con pocas personas y se desempeñaban en reducidos entornos geográficos por lo cual su influencia era limitada.

En el pasado, el mayor obstáculo para el desarrollo económico y el progreso general fue la lentitud con que, en las etapas preindustriales, se difundían los conocimientos y se socializaban los saberes, unas veces por imponderables culturales emanados de los Estados civilizatorios, principalmente el analfabetismo, lo cual impedía el enriquecimiento de la herencia cultural.

En otros casos se trató de imposiciones humanas, entre las cuales, la más notable fue la Inquisición, aunque también el conservadurismo y las limitantes derivadas de prejuicios ideológicos, circunstancialmente, en épocas y países determinados, han sido obstáculos a veces formidables.

La humanidad cuenta con unos 200 mil años, mientras que la escritura tiene menos de 10 mil. Así que, salvo los elementos trasladados mediante la práctica social, buena parte de los conocimientos y las ideas generadas durante los primeros 190 mil años de civilización se esfumaron por la imposibilidad de plasmarlos de modo escrito y trasladarlos a las sucesivas generaciones.

Aunque en cada momento histórico, la humanidad dio respuesta a las necesidades y los desafíos con los cuales era contemporánea, la mayoría de los conocimientos que posee se generaron en los últimos 10 mil años.

La comprensión de estos procesos evidencia la trascendencia de la invención de la imprenta que permitió la edición de libros y dio un impulso trascendental a todas las manifestaciones de la cultura en todos los idiomas y favoreció el desarrollo de los sistemas escolares. La imprenta de Gutenberg fue en el siglo XV lo que Internet es al presente.

El verdadero desafío del presente es, en la medida de las posibilidades, acoger los nuevos conocimientos y las tecnologías de la información y las comunicaciones, ampliar cuanto sea posible la conectividad, promover la masificación de Internet, las redes sociales, las aplicaciones utilitarias y avanzar en la incorporación de la Inteligencia Artificial a cuanta rama o actividad sea posible.

Un elemento de la mayor trascendencia es integrar la inteligencia artificial y como parte de ella el ChatGPT, a la educación, particularmente la educación superior y entrenar a estudiantes, profesores y directivos a utilizarlos. Obviamente, es de vital importancia incorporar estas herramientas a los procesos productivos y a la investigación y con particular celo a la dirección de la sociedad. El desafío no es regular Internet, sino masificarla.

 

 

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