¡Petro Presidente!

martes, 21 de junio de 2022 · 11:36

Con la votación más alta con que haya sido elegido presidente alguno, Gustavo Petro Urrego, el candidato de izquierda, fue elegido Presidente de Colombia. Su discurso de aceptación del triunfo fue un llamado a la unidad, que incluye a quienes votaron por su contendor, Rodolfo Hernández, y a quienes fueron sus adversarios en la campaña, y ratificó su decisión de implementar el Acuerdo de Paz y hacer un gobierno de unidad nacional. Esta campaña se caracterizó por el odio a Petro.

Muchos de quienes votaron por Hernández lo hicieron por odio o temor a él. La campaña que lo mostraba como el comunista que expropiaría a todos y se eternizaría en el poder, resultó ser eficaz. Las salidas de su oponente con palabras soeces y descalificación de símbolos tan caros al cristianismo como la Virgen María, no lograron torcer la intención de voto de muchos católicos devotos, que las consideraron pecados menores frente a lo que creían que podía hacer un exguerrillero comunista.

La casi totalidad de la prensa con muy escasas excepciones, no se limitó a su papel de informar al lector sino que abiertamente tomó partido satanizando a Petro y presentando las noticias de tal manera que acababan deformándola para dejarlo mal parado.

Sin embargo, no lograron apagar el fervor que su campaña despertó: las imágenes de campesinos viajando en canoas por ríos tormentosos en pleno invierno para ir a depositar su voto por ese candidato que les representaba la esperanza tantas veces aplazada de tener por fi n un presidente de la entraña popular se repitieron por todo el país y sus partidarios armaban fiestas por doquier.

Gustavo Petro, el nuevo Presidente, inició su carrera política muy joven, desde sus años estudiantiles, organizando la creación de un barrio para dar refugio a desplazados de la violencia. Fue elegido, con apenas 20 años, personero de ese municipio -Zipaquirá- en la zona andina, a donde había llegado a vivir porque a su padre, empleado público, lo habían trasladado desde Ciénaga de Oro, en el caribe colombiano, a esas tierras tan distintas en su idiosincrasia, clima, topografía y cultura, que sin embargo acabó acogiendo como suyas. Muy joven se vinculó con el M19 en actividades no armadas sino de acción política.

Fue apresado y torturado, y de la cárcel salió gracias a la amnistía que el presidente Belisario Betancur decretó para los guerrilleros que decidieran abandonar la vía armada. A partir de ahí, su vida política ha transcurrido en la civilidad, hecho que sus adversarios han tergiversado para decir que fue de los incendiarios del Palacio de Justicia y que fue secuestrador. A pesar de que esas acusaciones han sido desvirtuadas porque cuando ocurrió el holocausto del Palacio estaba encarcelado y siendo torturado, la propaganda negra insistió durante toda la campaña presidencial en que era torturador y asesino.

Desde hace semanas Petro venía insistiendo en la necesidad de un acuerdo nacional que nos lleve a la reconciliación, que nos permita diseñar propósitos comunes y contribuir a crear un país próspero y en paz. Esta semana se realizó el lanzamiento de ese acuerdo con participación de exministros antes satanizados por la izquierda como neoliberales y ahora comprometidos con ese propósito, analistas políticos críticos suyos, columnistas de prensa, congresistas y políticos de distintas orillas, expresidentes de las Cortes, un general, deportistas, miembros de la comunidad LGBTI y empresarios.

Petro resaltó que estamos divididos y hay que convocar a todos los de esa otra Colombia, incluidos Rodolfo Hernández y Federico Gutiérrez, quien compitió en la primera vuelta electoral por la derecha extrema, y aún Álvaro Uribe, y dio instrucciones a su equipo para que el martes (hoy) se convocara a esos otros indispensables para un diálogo nacional.

Ahora, ya como Presidente, esperamos que ese nuevo clima de reconciliación que se esbozó en esa reunión, empiece a consolidarse. No significa eso que no haya conflictos; estos son inherentes al devenir de cualquier grupo social, pero esperamos que la concordia prime en la resolución de las diferencias dentro de la diversidad. El espíritu del acuerdo nacional propuesto llevará al diseño de un país más incluyente, una economía más productiva, una política para proteger el medio ambiente e inaugurar un pacifismo radical y construir un clima de paz.

De hecho, si no hubiera existido el Acuerdo de Paz no hubiéramos podido ver el triunfo de un candidato de izquierda reinsertado de una guerrilla armada como fue el M19. Ese movimiento guerrillero, y otros más que se desmovilizaron por esa misma época, contribuyeron a la construcción de la Constitución de 1991 que posibilitó la salida pacífica del conflicto armado y han hecho honor a su palabra de permanecer dentro de las vías pacíficas que ofrece la democracia.

Y el Acuerdo de Paz que desmovilizó a las FARC vino a ratificar ese espíritu. La campaña presidencial y su contumacia terminaron. De ahora en adelante todos, sin distingos de adscripciones políticas, debemos comprometernos en la construcción de ese acuerdo nacional propuesto por Petro, resaltando los puntos de unión, en el entendido de que las discrepancias no pueden ser insalvables si nos une ese propósito común. El llamado de Petro a la unidad ya empieza a dar frutos, el Consejo Gremial Nacional y la ANDI -Asociación Nacional de Industriales le enviaron saludos de bienvenida y le ofrecieron su concurso para construir un país mejor. Es posible constituirnos

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