Síguenos

Volver

ÚLTIMA HORA

Elecciones 2024

Claudia Sheinbaum visitó el sur de Mérida

Volver

SIGUIENTE NOTICIA

Yucatán

28S: Asociación anuncia foro para hablar del aborto en Yucatán.“Rumbo al 28S” tendrá talleres y conferencias para dialogar sobre los derechos sexuales de la mujer

Opinión

Si alguna vez, en política escuchas de “amistades eternas” o de “alianzas indestructibles”, no lo creas. Tal cosa no existe. La política es coyuntural y se rige por intereses, de ello es prueba el tratado suscrito por Australia, Reino Unido y Estados Unidos que, a espaldas de la OTAN, la Unión Europea, Japón, Corea del Sur, Naciones Unidas y todos los aliados, en el más estricto secreto, han creado un nuevo bloque militar, Aukus.

Mediante el flamante tratado, Australia, un país que hasta ahora se había abstenido de favorecer la tecnología nuclear y es firmante del Tratado de no Proliferación, ingresa en el selecto club de los operadores de submarinos nucleares integrado por seis países (Estados Unidos 68, Rusia 29, China 12, Reino Unido 11, Francia 8, India 1)

El primer buque movido por energía nuclear fue el rompehielos soviético “Lenin”, puesto en servicio en 1959. En 1960 la tecnología comenzó a aplicarse a naves militares, la primera fue el submarino USS Nautilus, botado en 1955, mientras el primer portaaviones propulsado por átomos fue el USS Enterprise, en 1960. En 1962, Estados Unidos estrenó el carguero Savannah.

El tratado recién fi rmado involucra a Australia que será dotada con ocho submarinos movidos con energía atómica, lo cual la lanza al ruedo de la confrontación de Estados Unidos con China. Ubicada entre los océanos Índico y Pacífico con más de 20 mil kilómetros de costas, Australia se encargará de cubrir los vastos espacios marítimos del teatro de operaciones Indopacífico.

Aunque las naves subacuáticas no son en sí mismas armas nucleares y según se afirma, sus misiles y torpedos serán convencionales, serán altamente letales en la proyección del poderío naval a tierra. Obviamente, para Australia, no se trata sólo de submarinos sino de una carrera armamentista que altera sustancialmente los equilibrios de fuerzas en la región.

Aunque el potencial militar australiano presenta notables asimetrías respecto a sus flamantes aliados castrenses, la excolonia británica no es debutante en aprestos militares. Efectivos australianos intervinieron en la Guerra de Crimea y con mayor protagonismo en la Primera Guerra Mundial donde contendieron cerca de 300 mil efectivos.

Como parte de la Coalición Aliada, Australia contendió en la II Guerra Mundial tanto defendiéndose de Japón que intentó tomar Sídney, como en los teatros de operaciones del Pacífico y Europa. En los años cincuenta las tres ramas de las fuerzas armadas australianas intervinieron en la Guerra de Corea y más de 60 mil de sus efectivos combatieron junto a Estados Unidos en Vietnam, cosa que también hicieron en las guerras del Golfo, de Irak y Afganistán.

Además de la deslealtad en que los tres países han incurrido al actuar a espaldas de sus aliados, Francia ha puesto el grito en el cielo porque el tratado conlleva la inmediata cancelación de un contrato con Australia firmado en 2016 para fabricar 12 submarinos diésel ascendente a unos 30 mil millones de euros. Ofendidos y perjudicados, los gobernantes franceses no han ahorrado palabras: “puñalada trapera” “mentiras, “duplicidad”, “ruptura de la confianza” y “desprecio”.

Por su parte, China asegura que: “El Tratado socava gravemente la paz y la estabilidad” en la región Indo-Pacífica e intensifica la carrera armamentista”. En cualquier caso, el daño está hecho. Allá ellos.