Una mega operación nuclear

miércoles, 3 de noviembre de 2021 · 10:59

El 25 de julio de 1962, en plena Guerra Fría, llegó a Cuba el primer buque soviético con personal y armamento. Fue el prólogo de la Crisis de los Misiles.

Detrás, como en una cascada, lo hicieron otras ochenta motonaves con alrededor de 100.000 toneladas de armas y pertrechos, entre ellos 60 misiles nucleares, 40 de ellos de alcance medio, más de 60 aviones, medio centenar de ojivas, seis bombas atómicas y 53. 000. Las naves viajaron unos 10.000 kilómetros, cruzando los estrechos de Bósforo y Magallanes, arribaron a Cuba y descargaron sus alijos sin ser descubiertas.

Hasta entonces, la Unión Soviética no había emplazado armas nucleares fuera de su territorio: ¿Por qué hacerlo en Cuba? En 1962 Estados Unidos contaba con unas 5.000 ojivas nucleares y la URSS con 300. Los misiles estratégicos emplazados en cada estado demoraban media hora en alcanzar los blancos en el otro, pero, Estados Unidos poseía ventaja al disponer de cohetes de alcance intermedio en posiciones adelantadas en Europa y Turquía, lo cual reducía el tiempo de vuelo a unos siete minutos. Al instalar 40 rampas nucleares en Cuba, la URSS obtuvo, como mínimo un “empate técnico”.

La Agrupación de Tropas Soviéticas en Cuba incluyó una división de cohetes nucleares de alcance medio con cinco regimientos. Cada regimiento disponía de ocho rampas de lanzamiento y 12 cohetes, para un total de 40 rampas y 60 cohetes.

La fuerza aérea poseía: un escuadrón de bombarderos ligeros IL-28 y dos regimientos de cohetes alados de corto alcance (con 16 rampas de lanzamiento y 80 cohetes). Cada bombardero podía portar una bomba nuclear. La defensa antiaérea consistía en dos divisiones de cohetes antiaéreos y un regimiento de aviones caza interceptores.

Las tropas terrestres eran cuatro regimientos de infantería motorizada (2.500 efectivos cada uno) tres poseían grupos de cohetes nucleares tácticos y contaba con tanques, carros blindados, artillería, morteros y proyectiles dirigidos antitanque.

La marina estaba formada por dos cruceros y cuatro destructores, siete submarinos de ataque, cada uno con tres cohetes alados R-13 de 540 km de alcance y cabeza de combate nuclear; 12 lanchas coheteras, con misiles convencionales; un regimiento de bombarderos ligeros IL-28 y otro de cohetes alados de defensa costera, con cuatro grupos de cohetes con cargas de combate convencionales.

La operación de traslado y emplazamiento de los misiles soviéticos es la mayor operación con armas nucleares en toda la historia para la cual, mediante varios cientos de convoyes de ferrocarril en unos diez puertos de embarque, en secreto, se reunieron
unos 50.000 efectivos y alrededor de 100.000 toneladas de armamentos y equipos.

Por imperativos de seguridad, el personal y los equipos se transportaron separados de los misiles y las municiones nucleares. En la noche del 16 de septiembre, el primer ministro Nikita Jruzchov recibió el aviso de que el buque Indiguirka, había partido. Se trataba de la nave que transportaba las cargas nucleares y seis bombas atómicas. El 4 de octubre atracó en un espigón cercano al puerto de Mariel. La descarga se realizó en tres días.

Uno de los capítulos más dramáticos de la operación comenzó la noche del 30 de septiembre cuando de la remota región de Múrmansk, utilizando los motores eléctricos, con las luces apagadas y la radio en silencio, zarparon cuatro submarinos diésel. Cada uno estaba armado con 22 torpedos, uno de ellos con carga nuclear. Su destino era el puerto de Mariel a donde no llegaron.

Estoy por contar otros apasionantes momentos de la mayor operación nuclear de toda la historia. El editor tiene la palabra. Allá no vemos.

*Los datos han sido tomados de la investigación realizada por el teniente coronel (r) Rubén Jiménez Gómez, de las Tropas Coheteriles de Cuba quien publicó la más completa investigación sobre el tema.