S.O.S. democracia

jueves, 11 de noviembre de 2021 · 12:09

La versión de que la izquierda era enemiga de la democracia liberal comenzó a disolverse a partir de Salvador Allende (1970) cuando los socialistas y otras fuerzas progresistas latinoamericanas descubrieron que la democracia tradicional podía ser funcional a sus objetivos y programas. Hugo Chávez, Luis Inacio Lula da Silva , Evo Morales, Rafael Correa y otros líderes populares llegaron a la Presidencia por vía electoral. Entonces, los liberales los llamaron “dictadores” aunque aprendieron a convivir y competir con ellos.

La democracia imperfecta en todas partes, se ha consolidado en muy pocos países y peligra en otros. Las críticas provienen tanto de la derecha como de la izquierda, incluso del centro, también del populismo y del autoritarismo; así como de los demócratas inconsecuentes. Puede que los ayatolas iraníes y algunos gobernantes latinoamericanos de izquierda sean riesgos para la democracia; también lo son, entre otros, Donald Trump, Sebastián Piñera, Recep Tayyip Erdogan, Juan Orlando Hernandez, Lenin Moreno y otros.

En su tesitura antimonárquica y republicana, basada en la soberanía popular, la separación de los poderes públicos y el sufragio universal, la democracia moderna tuvo su origen en el Nuevo Mundo, consolidándose primero en los Estados Unidos, a donde llegó con la revolución de independencia, expandiendo su influencia con las luchas libertarias por el resto del continente donde durante más de 200 años ha vivido en precariedad extrema.

El éxito del modelo político de Estados Unidos que para ellos funciona, está ligado a la autonomía del proyecto revolucionario, a la vitalidad de la vanguardia que inició la lucha y llegó intacta a la victoria, redactó la Constitución y condujo a la república. Cuando James Madison, cuarto mandatario y último de la “generación histórica”, dejó el cargo, habían transcurrido 41 años de la Declaración de Independencia, el país era estable y las instituciones estaban consolidadas.

Entre los fenómenos que estorbaron el avance de la democracia en Iberoamérica figuran las prolongadas guerras a que España obligó a las élites independentistas, las cuales evolucionaron hacia liderazgos militares. Las oligarquías y los caudillos latinoamericanos, asumieron las repúblicas como botín, por lo cual, en lugar de democracias emergentes surgieron dictaduras, que impidieron la consolidación de las instituciones civiles.

Incluso en Cuba donde la independencia se retrasó casi 100 años y donde Estados Unidos asumió todo el protagonismo en el diseño de la República, lo cual técnicamente ofrecía mejores oportunidades al despegue democrático, lamentablemente, el naciente imperialismo americano, cometió el enorme error de, mediante la Enmienda Platt, mutilar la independencia de la Isla, lo cual alteró radicalmente el proceso histórico.

La democracia, como con otras categorías sociales, se define a escala global y se aplica a nivel local. En cuanto a lo primero que es un fenómeno ligado al conocimiento y a la cultura, no existen grandes debates que tampoco ocurren respecto la aplicación práctica porque cada país tiene sus peculiaridades y se desentiende de los demás. Se conoce además que la democracia garantiza la legitimidad del poder, no su eficiencia.

La buena noticia es que, aunque la democracia es acechada por la corrupción, la demagogia, el autoritarismo y la doblez de los falsos demócratas y los liberales de opereta, también es defendida por gobernantes socialistas e incluso marxistas. Una paradoja es que las democracias más auténticas de Oriente Medio, son Israel e Irán, estados teocráticos.