Menéndez

viernes, 16 de octubre de 2020 · 08:00

Por Alberto Híjar Serrano

Sin duda, el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano en Cuernavaca es uno de los mejores de México y Nuestra América. Tal calidad ha sido reconocida por el gremio de arquitectos al premiar al director del proyecto desarrollado de modo respetuoso a la ciudad por Javier Sánchez y Aisha Ballesteros, elegidos entre siete equipos participantes en el concurso. “Arquitectura de topo” es el concepto aplicado a la construcción con un cuerpo central de unos cuatro pisos y el desarrollo principal debajo del nivel de las calles. Un espléndido jardín con árboles centenarios enraizados con espectaculares estructuras naturales, da lugar a un apantle, un espejo de agua, cuartos para talleres, caminos amplios con las grandes esculturas de Soriano de tramo en tramo, todo lo cual se puede transitar sin entrar al Museo y a sus oficinas y bodegas, para llegar al pueblo de Amatlán. Una enorme sala de cuádruple altura alberga los cuadros monumentales, las piezas de cerámica y los apuntes de Daniel Lezama, que al fin pueden verse como totalidad destotalizada en cuadro a cuadro de 240 x 320 en promedio. La luz natural en pasillos e instalaciones diversas, es acompañada por la iluminación museográfica y los grandes paños que permiten proyectar las obras fílmicas de Óscar Menéndez como parte de la exposición de 300 fotografías y proyecciones de sus películas del 68, de Praga, de China, Mozambique, de pueblos originarios como los tarahumaras y los mixes de cuando fue director del archivo fotográfico del Instituto Nacional Indigenista. Ahora registra la barda curvilínea de piedra y mosaicos coloridos en la Iglesia de los Reyes Magos y prepara su propuesta para un encuentro más sobre Malcolm Lowry homenajeado con todo y película de Óscar en Lisboa.

Enrique Santamarina, curador en jefe del MMACJS, abrió el coloquio “Miradas al tiempo”, sobre la obra de Óscar Menéndez en el Cubo, acogedor y funcional espacio. Sintetizó la historia de los Menéndez, dinastía fundamental para la construcción liberal de Yucatán y sus relaciones antiimperialistas con Cuba, desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta ahora cuando la crisis mundial alcanza al Diario Por Esto! y a su Director Mario Menéndez, sobreviviente de mil batallas. Sus entrevistas sobre las organizaciones político-militares de Nuestra América, son materiales de estudio necesarios para los historiadores y militantes revolucionarios que atesoran las colecciones de Sucesos, Por Qué? y la Revista POR ESTO!, todas y cada una con fotografías para acompañar los textos recogidos en el libro sobre la guerra popular prolongada en El Salvador, por ejemplo, un clásico al respecto. Los hermanos de Mario, Roger, Agustín, Hernán, su primo Óscar, dos de sus hijos, su compañera de relaciones internacionalistas, Alicia Figueroa, son un colectivo de trabajo periodístico que alcanza a los apartados pueblos mayas, gracias a corresponsales alertas a las necesidades populares, para integrar con los trabajadores históricos y los recién reclutados, una tradición periodística como no hay otra en México. La exposición de 300 fotografías de Óscar Menéndez en Cuernavaca, es ocasión para remitirla como aportación valiosa a los trabajos y los días de los Menéndez con la memoria de Roger, Agustín y Hernán.

Roberto Fiesco, cineasta galardonado, acentuó la importancia histórica de los documentales de Óscar y le preguntó sobre el 68 para dar pie a mi intervención sobre la crónica de Mercedes Pedrero publicada en un excelente libro artesanal de La Cartonera, donde narra los penosos viajes de Óscar recorriendo Francia e Italia cargando las pesadas latas hasta encontrar la solidaridad de la radio francesa que le permitió terminar Aquí México 1968 y que produjo la edición de las filmaciones clandestinas dentro de la cárcel de Lecumberri, gracias a una precisa operación de la mujer que hizo pasar por comida y trastes la cámara de 16mm. y los rollos. Éste y otros trabajos, exigen narrar la aportación femenina a los movimientos de resistencia contra el Estado opresor, para superar la reducción del 68, por ejemplo, al trabajo de puros machos universitarios como si el Politécnico, las Normales Rurales, Chapingo, las Universidades de Guerrero, Oaxaca, Monterrey, Tabasco, las privadas como la Universidad Iberoamericana y la Narro de Agricultura en Torreón, no contaran cuando resultaron los focos de la universidad crítica, científica y popular, la autonomía y el autogobierno, los sindicatos de trabajadores, maestros y estudiantes. Todavía en Oaxaca, el rector es electo por votación universal y directa.

Se hizo notar la sabiduría de Óscar para no forzar en sus testimonios a los participantes, a cambio de registrar movimientos tan elocuentes como la mirada hacia arriba de los asistentes a la Asamblea del 2 de octubre en Tlatelolco, la desesperada huída en busca de protección durante el ataque armado con tanques al frente, en fin, la entrevista renovada a dirigentes, cuarenta años después del 68, con singular consecuencia histórica. “Cómo extrañamos a los estudiantes”, concluye el vecino de Topilejo al recordar el secuestro de autobuses y la intervención de la Asamblea de Economía para la reparación del daño de la muerte por atropellamiento de un joven de la comunidad.

Óscar honra a la dinastía Menéndez tanto como Mario, a favor de la libertad de expresión y el registro histórico de las luchas populares. Sin movimiento obrero y campesino, sin organización solidaria de intelectuales, con ausencia de apoyos internacionalistas, Diario Por Esto! sobrevive y Óscar exhibe y comenta sus arduos registros testimoniales en la exposición “El Siglo XX en blanco y negro”.

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