Aeropuerto en Texcoco No vale la pena gastar en encuesta

domingo, 21 de octubre de 2018 · 04:02
Gilberto Balam Pereira   Lo hemos comentado anteriormente en ocasión a la inutilidad del Tren Maya, figura propuesta por la iniciativa privada en el que quiere ver mucho interés y ganancias millonarias. Es lo mismo que ocurre con el NAICM de Texcoco. Con mucha antelación, los empresarios mexiquenses estimulados por su congénere EPN, se adelantaron en avanzar la infraestructura “inflada” en costos cada vez mayores, con fines de presión al nuevo Presidente quien se vería comprometido a continuar con el aeropuerto de marras. Este ha optado por llevar al cabo una encuesta popular sobre el caso del NAICM previendo que la población carente de información se está inclinando por respaldar la iniciativa de aprovechar las pistas de Santa Lucía. Infraestructura de alto riesgo A mi juicio, la encuesta debe suspenderse por ser un gasto inútil. La población sólo esgrime la causa sentimental por el entorno lacustre de Texcoco, pero desconoce las desventajas y el enorme peligro de construir una gigantesca obra en terrenos fangosos proclives a constante hundimiento. Todavía se recuerda que durante el régimen de Porfirio Díaz, la población transitaba en canoas, amplias superficies que comunicaban diversos rumbos de la Ciudad de México. Gente mayor recuerda que una de las últimas superficies que usaban canoas como medio de transporte era lo que ahora se conoce como La Viga, al Oriente de la ciudad. Especialistas opinan al respecto Se está devastando grandes extensiones de tezontle de los cerros próximos para rellenar amplias superficies fangosas y así estabilizar hectáreas de lodo de la zona. En esta actividad ha puesto mucho empeño EPN por apoyar su propio interés pecuniario y el de su grupo de Atlacomulco, los más proclives al supuesto capital que se generaría con dicho aeropuerto. La zona mortífera que usará el nuevo aeropuerto Los expertos aseguran que el futuro lugar de la obra fue el último suspiro del difunto corrupto y ambicioso Hank González y ocupa un espacio que se inunda y que no tiene suelo, sino una gelatina de lodo de 70 metros. Cada año se hunde 44 centímetros. Cada centímetro rellenado ha costado hasta ahora 500 millones de pesos. “Desde sus aguas salitrosas, una de las 150 especies de aves que migran y se cazan indebidamente ahí, el pato chalcuán ha visto desde mamuts, a los seres más antiguos de Mesoamérica -la Mujer del Peñón y el Hombre de Tepexpan- hasta los más de mil pueblos que se asentaron en sus riberas muchos años antes que los aztecas, aves como el chichicuilote, el búho de corno corto, varios tipos de gavilanes y águilas, especies que muchas de ellas todavía sobreviven. Pero todo lo anterior no importa a Slim ni a Peña Nieto, sólo su juguete nuevo que ya pusieron a disposición de los capitalistas de Atlacomulco. De la Coparmex De acuerdo con Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, “la decisión la debe tomar el Presidente electo y evitar gastos inútiles como la encuesta al respecto”. Se juega o se pierde, digo yo, la opinión nacional e internacional, porque la tal encuesta no tiene la formalidad implícita de cualquier estudio serio en búsqueda de la verdad. Fétidos olores en el metiche de Peña “Desde su arranque, dicho plan faraónico del gobierno de EPN nació con el pie izquierdo y ha caminado torpemente emitiendo fétidos olores”, dice José Santiago Healy. El primer rechazo, digo yo, que tenemos hacia el nuevo aeropuerto, se basa en que afectará indiscutiblemente la ecología de amplio territorio del centro del país. ¿Qué opinarán al respecto los asesores de Andrés Manuel? Además favorecería el centralismo, la concentración de la riqueza y los empleos en sólo un sector del país debilitándose el resto. Se alega que con la obra se impulsará la comunicación internacional, pero esto es sólo una patraña. Healy opina, con razón, que la mejor alternativa es abrir nuevos centros o sucursales en distintos puntos atractivos del país (“hub”) que aliviaría la congestión general y el desastre ecológico en que se está convirtiendo la capital del país. Por ejemplo digo, Monterrey, Tijuana, Los Cabos, Guadalajara, Acapulco y otros. En efecto, repito, esta es la tendencia internacional que observamos. Olvidarnos de los lujosos y grandiosos aeropuertos que causan malestares de pasajeros y empleados. El servicio se simplificaría y todos saldríamos ganando con sucursales aéreas. Healy nos recuerdo que estas sucursales de aeropuertos las podemos encontrar en Nueva York y los Angeles que tienen tres terminales. Puede considerarse como terminales de desahogo en Estados Unidos Atlanta y Miami; Chicago cuenta con dos aeropuerto auxiliares. ¿Por qué entonces estamos pensando en México en otro monstruoso aeropuerto replicando el congestionado, mortificante, ya inviable aeropuerto de la CDMX? me pregunto. ¿Qué le estarán aconsejando, mis estimados, sus expertos a AMLO con relación al NAICM? ¿Quién sabe? Adivínenle.