El desmonte de vegetación y deforestación que trae consigo el proyecto del Tren Maya repercutirá en los servicios ambientales que las diferentes especies prestan, como la mitigación del cambio climático, la regulación de la calidad y cantidad de agua; así como la calidad del aire, igual que generará la fragmentación del hábitat de los animales, destacó el investigador del área de Recursos Naturales del Cinvestav, Dr. Juan Manuel Dupuy Rada.
El Manifiesto Ambiental autorizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para la Fase 1 habla de la remoción de 800 hectáreas de selva en el tramo que va de Palenque a Izamal. No obstante, en diciembre pasado, el Dr. Luis Miguel del Villar Ponce, responsable del área ambiental del Tren Maya, dijo que la afectación será a lo que es el derecho de vía y que el cambio de uso de suelo no es sinónimo de remover la vegetación.
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Sobre este tema, el especialista del Cinvestav dijo que, en primer lugar, es importante señalar que el Tren Maya es un mega proyecto que afectará a toda la Península de Yucatán e incluso zonas de Chiapas.
“Habrá una afectación muy grande. No se trata de un proyecto puntual que vaya a afectar sólo una zona, sino que se manifestará a todo lo largo de la Península en diferentes lugares y en partes críticas, como en la región de Calakmul, donde está el macizo forestal más importante de Mesoamérica y el segundo más importante del continente, sólo después del Amazonas”, dijo.
Reiteró que este sitio es uno de los más importantes y donde está centrada la preocupación de muchos de los biólogos y ecólogos, por la pérdida y amenaza a la biodiversidad y a las funciones que proveen los servicios ambientales.
Dijo que el desmonte y la pérdida de cobertura vegetal están relacionados con el calentamiento global. Expuso que el año pasado fue el más caluroso en la historia, además de que se ha dado una mayor incidencia de huracanes.
“Este cambio climático se ha producido por las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y ese aumento se debe a actividades humanas, como la combustión de fósiles, petróleo, carbón, gas natural y actividades industriales”.
“Pero tiene que ver también con el desmonte, con la pérdida de cobertura vegetal; las selvas y los bosques en general funcionan como sumideros de carbono, es decir, son lugares donde se absorbe más bióxido de carbono del que se libera”, dijo.
Explicó que el bióxido de carbono se absorbe y, a través de la fotosíntesis, se almacena y se mantiene en forma de biomasa de árboles, o se incorpora al suelo durante mucho tiempo.
“Al haber un proceso de deforestación y sobre todo cuando hay incendios forestales, ese carbono que estaba en el suelo se libera de nuevo. En lugar de que cumplan un papel de sumidero que ayuden a mitigar el cambio climático (que es uno de los principales), en vez de ser una solución se agrava el problema, porque además de lo que emitimos al quemar combustibles fósiles, emitimos más a través de deforestar o quemar bosques y eso agrava los problemas de cambio climático”, expuso.
Además, dijo que una vegetación saludable ayuda a una mejor filtración y, por ende, una excelente calidad del agua.
Una de las zonas en Yucatán amenazadas por este proyecto del Tren Maya, expuso, es la Reserva de Cuxtal, porque es la zona de abastecimiento del vital líquido de Mérida. El especialista dijo que en la entidad tenemos selva baja, en la que la mayoría de los árboles pierden sus hojas en la época de secas y están adaptadas las especies a la estacionalidad del clima.
“El Tren Maya, que pasa por esta zona, comprometerá de nuevo la parte del agua y es un impacto adicional al que implica el cambio climático. Las selvas están adaptadas a condiciones de sequías, pero con cierto patrón regular de precipitación. Si se cambia el patrón, habrá problemas con las plantas, los arbustos, las hierbas, porque es difícil adaptarse a patrones irregulares, extremos o fuera de temporada”, dijo.
Agregó que, si se suma a esto la deforestación y la pérdida del suelo, son factores que repercuten en algunos de los servicios ambientales, como la mitigación del cambio climático, regulación de la calidad y cantidad de agua, así como la pureza del aire.
Dupuy Rada consideró que sí hay una deforestación, aunque se hable de solamente una ampliación del derecho de vía, porque se trata de muchos metros, afectando en muchos casos especies longevas.
“Sí hay una afectación, por eso mismo que se menciona. Hay una ampliación del derecho de vía, pero, además de eso, en la construcción del Tren hay otras obras de infraestructura que también implican desmonte, zonas de abastecimiento donde irán almacenando el material a cierto intervalo y se tiene que hacer guías de acceso, lo que es un impacto adicional”, expuso.
Además, comentó que la idea de polos de desarrollo en las estaciones será de importante impacto, en particular en las zonas menos urbanizadas.
“Hablamos de las zonas rurales, las menos urbanizadas, donde se dará este impacto de los desarrollos urbanos, de los polos de desarrollo, porque en un momento llegaron a hablar que cada polo tendrá unos 50 mil habitantes”, dijo.
Expuso que, si bien a veces se desmonta vegetación menor y otras tienen gran capacidad de adaptación, como el uaxim, hay otras especies como el guano, y árboles de mayor porte que toma mucho tiempo su crecimiento y que se verían impactados, como la ceiba el pich, incluso como el tzalam, el Jabin, el Chacá.
“Todas estas especies, que son bastante grandes, toman mucho tiempo para su crecimiento y se van a ver afectadas”, dijo.
Consideró que la pérdida de vegetación también traerá consigo dos aspectos negativos. Uno de ellos es la pérdida de hábitat.
“Cuando una selva se deforesta para dar lugar a un polo de desarrollo, como habrá a lo largo del Tren Maya, que se habla de entre 18 y 20 polos de desarrollo urbano, lugares donde habrá estaciones del Tren y quieren fomentar el desarrollo urbano que muchas veces es a costa de la vegetación natural, implica pérdida de hábitat que afecta a muchas especies de flora y fauna”.
“Otra consecuencia es la fragmentación, donde el paisaje pasa de formas continuas a fragmentos cada vez más pequeños y más aislados de vegetación; esa reducción del hábitat que va acompañada de un cambio, de manera que ya no son tramos grandes sino cada vez más pequeños, con más cantidad de bordes y eso afecta a la fauna y a la flora”, expuso.
SY