Este jueves, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) actualizó sus previsiones para la economía mexicana, reduciendo su expectativa de crecimiento del 2.5 por ciento al 2.2 por ciento para el cierre del año 2024, de acuerdo con su más reciente informe sobre perspectivas económicas para los años 2024-2025.
El análisis de la OCDE indica que, aunque las perspectivas se han ajustado a la baja, la economía de México continuará beneficiándose de varios factores robustos.
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Entre estos, destacan un mercado laboral sólido y la inversión en infraestructura pública, además de la relocalización gradual de operaciones manufactureras hacia el país, un proceso conocido como nearshoring.
Estos elementos sugieren que México sigue siendo un punto de atracción para las inversiones a pesar del entorno global retador.
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En cuanto a las proyecciones para el año 2025, la OCDE mantiene su estimación de crecimiento para México en un 2 por ciento, apoyada principalmente en el sector exportador.
Sin embargo, el organismo advierte que el dinamismo podría moderarse debido a una esperada desaceleración económica en los Estados Unidos, que es el principal socio comercial de México.
En temas de política monetaria, la OCDE señaló la persistencia de la inflación por encima del objetivo del 3 por ciento establecido por el Banco de México (Banxico), recomendando la continuación de una política monetaria restrictiva.
Tras mantener durante un año la tasa de interés en 11.25 por ciento, Banxico recientemente la recortó a 11 por ciento.
Los analistas anticipan que la tasa podría mantenerse sin cambios en la próxima reunión de mayo del banco central.
Mirando hacia el futuro, la OCDE estima que la inflación debería comenzar a disminuir, proyectando que alcance el objetivo del 3 por ciento en el transcurso del próximo año y que la tasa de interés de referencia se sitúe en 7.5 por ciento para finales de 2025.
El informe también aborda la situación fiscal, proyectando un déficit del sector público del 5 por ciento para 2024.
Este aumento se atribuye principalmente a mayores asignaciones para gasto social en pensiones y proyectos de infraestructura emblemáticos en el sur del país, así como a incrementos en los costos de endeudamiento.
Para 2025, se anticipa una reducción del déficit público al 2.5 por ciento, en parte debido al fin de algunos proyectos de infraestructura en el sur, lo que representa un endurecimiento de la postura fiscal.
Finalmente, la OCDE prevé que la relación deuda pública neta/PIB se mantenga cerca del 50 por ciento a finales de 2025, lo que refleja un equilibrio continuo en las finanzas públicas a pesar de los desafíos económicos y fiscales enfrentados.
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