La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución para pedir el fin del embargo económico que Estados Unidos mantiene sobre Cuba desde hace 62 años. La votación, que no tiene efectos vinculantes, reflejó un apoyo mayoritario con 187 votos a favor, dos en contra —Estados Unidos e Israel— y una abstención de Moldavia.
Esta decisión se toma en medio de la prolongada crisis que afecta a la economía cubana, agudizando problemas de abastecimiento de alimentos, medicinas, combustibles y otros servicios esenciales.
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La resolución, presentada anualmente, pide que se respete la soberanía de los Estados y el derecho al comercio internacional, considerando el embargo una violación a los principios de no intervención. Durante la sesión, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, condenó las medidas impuestas y criticó al gobierno del presidente Joe Biden por mantenerlas, al igual que su predecesor, Donald Trump.
Rodríguez enfatizó que el embargo constituye una “guerra económica extrema” diseñada para disuadir a otros países de adoptar políticas soberanas. Desde la tribuna, el diplomático cubano demandó: “Let Cuba live in peace” (“Dejen a Cuba vivir en paz”), en una declaración en inglés y español dirigida al único delegado de Estados Unidos presente en la sala.
El representante de Irán también intervino, destacando el bloqueo a Cuba como una amenaza al multilateralismo y a la paz global. La comunidad internacional mostró su apoyo con la participación de más de 180 países y de 35 organismos de la ONU, como UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, quienes emitieron un informe detallando los efectos negativos del embargo.
Desde su imposición en 1962, el embargo ha sido intensificado por leyes como la Helms-Burton de 1996 y, más recientemente, por las restricciones añadidas por el gobierno de Trump. Según el informe de La Habana, el costo económico del embargo entre marzo de 2023 y febrero de 2024 alcanzó los 5 mil 56.8 millones de dólares.
La ONU continúa instando a Estados Unidos a reconsiderar las medidas, argumentando que estas exacerban la crisis en la isla y limitan las oportunidades de desarrollo para su población. Sin embargo, no se prevén cambios significativos en la postura de Washington en el corto plazo, mientras los efectos del embargo siguen afectando a Cuba en sus necesidades básicas y su estabilidad económica.
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