El guerrerense Giovanni Segura entrena en Mérida

Luego de casi tres años de ausencia de los cuadriláteros, Giovanni Segura, dos veces campeón del mundo en los pesos mini mosca y mosca de la OMB y AMB, regresó a los entrenamientos para ir en busca de un tercer título en el deporte de los encuadrados.

“Hay Giovanni Segura para rato”, dijo en entrevista. Originario de Ciudad Altamirano, en el estado de Guerrero, confiesa que su vida ha sido de nómada, pues desde muy pequeño acompañó a estados Unidos a sus padres Anastasio Segura Rodríguez y Sabina Aguilar Hernández, quienes fueron en busca del sueño americano. Es un joven que viene de una familia humilde, es el tercero de seis hermanos Jairo, Ana, Giovanni, Luis Enrique, Ricardo y Katy. 

Desde muy niño ya le llamaba la atención el boxeo y sus ídolos eran dos grandes campeones mundiales mexicanos y otros extranjeros, pero nunca entró a un ring hasta los 19 años. Cuenta.

“Yo tenía la inquietud desde niño porque mi papá miraba las peleas con mis tíos, a mí me inspiraba Julio César Chávez, Ricardo Finito López, Mike Tyson e igual a Félix Tito Trinidad, pero nunca pisé un gimnasio hasta los 19 años. Cuando estaba en Altamirano me le pegaba a mis tíos, a mi papá para ver las peleas de pago por evento que transmitían en bares donde se consumían bebidas alcohólicas pero no me querían dejar entrar sólo a los que consumieran y mi papá les decía: “Pues denle un refresco”.

Julio César Chávez era su Superman, el defensor de México, esa era la película en su mundo de niño. Refiere Giovanni que amablemente recibió al reportero y fotógrafo de esta casa editorial en el gimnasio Cráter.

“Yo pensaba que Chávez salvaba a México, que era como El Superman de México y que los malos eran sus rivales, yo era un niño, era mi mundo que inventaba yo, lo miraba con una pasión cuando él peleaba, lo entendía porque yo traducía a mi papá y a mis tíos quién iba ganando y quién perdiendo porque yo sé hablar inglés; pienso que eso me hizo desarrollarme muy rápido en el boxeo porque yo llego a Altamirano y acabo la primaria, la secundaria y empiezo a estudiar la preparatoria y a los 19 años me regreso a Los Ángeles y empiezo a entrenar boxeo, no lo hice antes porque era un niño y lo único que quería era jugar, nunca tuve un amigo o un familiar que me invitara a entrenar box, mis tíos me compraban guantes y nos echábamos unos tiros con los vecinos, con los primos, con guantes y sin guantes, no era peleonero pero si puedo decir que acabé invicto, con los que jugaba siempre los tumbaba y no me había dado cuenta de este don que tenía de pegada fuerte”.

“Fue a la edad de 19 años cuando pisé un gimnasio, estaba viendo un noticiero en el que nombraban a los ganadores de los guantes de oro, entonces, mi hermano menor Luis Enrique me dijo: “Mira ese niño va en mi clase en mi escuela, es mi amigo, entrena aquí a un lado donde está un parque; le pedí a mi hermano que me llevara y fue la primera vez que entré a un gimnasio, fue como si un niño entrara a una tienda de dulces, una cosa muy hermosa y me dijo mi hermano, aquí es donde se preparan para ser campeón del mundo, el gimnasio se llama Azteca Boxin Club, en la ciudad de Bell, California y ahí empiezo fase fuerte, de hecho de ahí proviene mi apodo de Guerrero Azteca.

“Cómo llega la oportunidad de debutar en el 2003?
“Por lo mismo de que no había muchos peleadores de mi peso, me dijeron que no había que perder tiempo, todo mundo sabía que podía ser un campeón del mundo menos yo, aunque sí me exigía más y más a mí mismo, entonces decidimos iniciar profesional y a la pelea número 7 ya estaba peleando por el título de California, de ahí en adelante fue algo muy rápido, noqueaba en el primer raund, de hecho tengo en mi carrera de las 38 peleas 29 nocaut, 13 en el primer round. El título de California lo gané en el primer raund contra un muchacho que llevaba 26 peleas contra seis que yo había hecho, lo defendí contra Panchito Arce, hermano del Travieso, igual cayó noqueado en el primer raund y de esa manera llamé la atención de un importante promotor.

¿Cómo te sientes?
“Ahorita que hemos tenido un descanso he tenido tiempo de reflexionar sobre lo que he hecho, un día me senté con un señor ya grande y me dijo: Mira hijo, tú, si mueres mañana tu nombre nunca se va a borrar porque estás en la historia, cuándo se metan a investigar cuántos campeones ha habido en el mundo tu nombre va a estar ahí, cuántos mexicanos, ahí vas a estar tú, y los hijos de los hijos de tus hijos van a saber quién fuiste tú, y algún día va a surgir algún campeón y van a decir, es pariente de Giovanni Segura y pues sí, tengo los títulos de California, de Norteamérica, título Latino Americano, el de la NBF, de la AMB, de la OMB y el de la IBA, es un título mundial que gané en las 112 libras  Marco Antonio Barrera, pero con el que me consagré fue con el que obtuve contra Iván Calderón.
Entre títulos grandes y chicos tengo siete,  dos de ellos mundiales, fui considerado libra por libra el número 8 a nivel mundial cuando estuve hasta arriba en mi carrera, es decir que hablando boxísticamente yo logré la maestría o el doctorado, el mayor grado que se pudo haber logrado en mi categoría, estoy contento con lo que hice”.

Momentos difíciles

Pero como en todo deporte hay momentos de alegría y de tristeza, este campeón no fue la excepción al vivir un gran susto cuando perdió su pelea por el título en Filipinas ante Brian Viloria. 

“Como toda pelea me ha tocado ganar, me ha tocado perder, fue una pelea donde se me juntó todo, esas ocasiones donde te sale mal todo, nos fuimos una semana y media antes a Filipinas, un viaje muy largo, con escalas, casi una semana viajando y no nos adaptamos bien al horario, la gente que tenía que ir por nosotros para ir a entrenar no llegaba a la hora que quedábamos, nos tocó perder lamentablemente, sufrimos esa lesión de la que me hablabas,-dice al reportero- se me inflama a un lado de mi cabeza pero yo no sentía  lo hinchado, mi frustración era que no me sentía fuerte, me sentía muy deshidratado, sin fuerza; lo que me preocupaba era que no era yo, no era Giovanni Segura, ya cuando paran la pelea, obviamente me dio coraje porque Brian Viloria fue un peleador con el que yo tuve bastante sparring y lo llegué a lastimar, yo estaba seguro que le iba a ganar pero lamentablemente así pasaron las cosas. 

Me fui al camerino y cuando me vi al espejo me impacté al ver la inflamación, inmediatamente lo que hice fue a hablarle a mi mamá para que no se preocupara porque empezaron a decir que yo corría peligro, que estaba en coma pero no era cierto, lo único que me preocupaba era mi familia y les hablé y les dije que estaba bien, que me iban a revisar.
Me hicieron una resonancia magnética para ver si mi cerebro estaba bien, estaba espantado dije me van a operar, de hecho estuve solo un día llegó el doctor y con los resultados me dijo que no tenía nada, que se trató de un golpe que debió ser cortada pero como mi piel es muy gruesa y como no hubo cortada no había por donde la sangre saliera y eso ocasionó la inflamación, me dio medicamento y me dio de alta”. Reveló.

Inactividad

“Me siento muy contento con este descanso que tuvimos, es que la rutina del boxeador no nada más es cuando uno entrena para pelear sino también es fuera del ring, alimentarse bien pero ahorita he tomado unas buenas vacaciones, comer de todo y pensábamos pelear en mayo pero por lo del Coronavirus se suspendió y ahorita estamos nuevamente poniéndonos en forma porque ya se empiezan a reactivar las actividades boxísticas, por eso estoy en este Centro de Alto rendimiento, Cráter, todavía me siento fuerte, me veo muy bien en los esparrin, la gente me dice que no soy campeón otra vez porque no quiero, “Pero tienes la pegada”, “todavía existe esa confianza, esa motivación, como dije ya logré todo porque no hacerlo una vez más para retirarme más contento, que después no me arrepienta de no haberlo hecho, sino decir lo intenté”. Agregó.

“Buscarías un nuevo campeonato?
“Claro que sí, yo pienso que no sólo lo buscaría sino que lo lograría, pienso que es una de las más grandes motivaciones por las que estamos iniciando estos entrenamientos, este nuevo proyecto con el coach Guillermo Badillo Elizondo, mi propósito es pelear uno o dos años más, máximo tres años, dependiendo cómo responda mi cuerpo porque hay que ser conscientes que el boxeo no es para toda la vida, hay que respetar el cuerpo, hay que respetar el boxeo y ser realistas que si el día que vuelva a pelear mi cuerpo no me responda se llega el fin de un ciclo, de una era. Afortunadamente somos agentes libres y no tenemos compromiso con alguna promotora o mánager.

¿Cuánto tiempo podría llevar esta preparación?
“Pues hay que respetar a las autoridades para ver si nos van a permitir todos los entrenamientos aquí en Cráter, mientras hay que hacer lo básico, correr, hacer la dieta y ya según lo que digan las autoridades, recordemos que hay que tirar guantes, tener contacto con otras personas, estamos en Mérida, Yucatán”.

¿Se puede decir que Giovanni Segura está de regreso?
“Claro que sí y muy motivado, este descanso me ha dado esa emoción de volver al ring, se extraña, hay Giovanni para rato”.
Finalmente dijo que también está llevando prospectos a una preparación adecuada para conseguir títulos mundiales.
“Claro que sí, estoy apoyando a muchachos que vayan a empezar su carrera profesional, poderlos guiar y enseñarles lo que me enseñaron a mí para lograr un título mundial, yo creo que no es mucha ciencia, todo está en trabajar duro, ser disciplinados porque si no respetas a tu entrenador, el box, no hay nada, siempre se inculca a ser puntual, ser humildes”.

¿Algo más?
“Agradecido con Dios, con la gente, y contento con este gran proyecto y gracias al POR ESTO!, que la gente esté al pendiente, que Giovanni no se ha ido, ya estamos de regreso entrenando en Cráter aquí en Mérida, Yucatán, estoy ansioso de regresar al ring”.

Por su parte, el coach Guillermo Badillo Elizondo quien también tiene una amplia carrera deportiva, corredor de maratones, jugador de básquetbol, de bici ruta, ahora apoyará en los trabajos en este Centro de Alto Rendimiento Cráter al dos veces campeón del mundo, Giovanni Segura Aguilar.

Por José Luis Díaz Pérez