Nulos beneficios para las 'Huacaleritas' de Campeche

A pesar de llevar más de 30 años en el mercado, las "Huacaleritas" no son consideradas para otorgarles puestos en el mercado de Campeche
domingo, 19 de febrero de 2023 · 14:44

Entre coloridos mangos, caimitos, chayotes y calabazas, espera paciente doña Rosa Chablé que las ventas en el mercado principal le permitan continuar con su aportación a los gastos familiares. A sus 70 años de edad, despierta desde las primeras horas de cada día para poder tomar el vehículo que la traslada desde Tenabo hasta Campeche, como ha hecho desde hace 30 años.

De acuerdo con el Director de Mercados, Eleazar Herrera Vázquez, actualmente son mil 400 los comerciantes que tienen un local al interior del centro de abasto, a los que se suman 800 irregulares o las llamadas “huacaleritas”.

Estas últimas son mujeres dedicadas principalmente a la venta de hortalizas, frutas, pepitas, cacahuates y otros comestibles, que no cuentan con local, así que se encuentran distribuidas en varios puntos del lugar, muchas de ellas utilizan “huacales”, es decir, cajas de madera utilizadas para el traslado de productos delicados, en donde colocan sus frutas y verduras a fin de ofrecerles a las familias que diariamente acuden a este lugar.

Herrera Vázquez expuso que aunque estas personas no tienen un espacio fijo para vender, no existe tampoco un proyecto para reubicarlas, ya que tienen muchos años en varios puntos del mercado principal y representan prácticamente una tradición, así que no pueden ser retiradas.

En los más de 60 años que lleva en pie el inmueble que lleva el nombre del militar que participó en las Guerras Napoleónicas, “Pedro Sáinz de Baranda”, ha albergado a mujeres y hombres de todas las edades que acuden en busca del sustento familiar, entre ellos se encuentra Rosa Chablé, quien llegó a este espacio hace tres décadas por necesidad económica, luego que su esposo quedara incapacitado temporalmente para laborar debido a la picadura de una serpiente.

Con sus hijos pequeños de 7 y 8 años en la escuela y su esposo enfermo, la mujer de 40 años en ese entonces, tomó el recurso que tenía, compró algunas cosas y se aventuró a la ciudad capital en busca del sustento familiar.

“Ya sabes como viene uno aquí al mercado a buscar la vida, la verdad por necesidad, por necesidad llegué aquí al mercado en la antigüedad porque a mi esposo lo picó la culebra, que es malísima, venenosa, por eso mismo tuve que venir aquí por mis hijitos que ellos querían todo y no lo teníamos, porque mi esposo estaba en hamaca, no podía trabajar, así que obligadamente llegué aquí al mercado a ver qué iba yo a hacer”, relató.

Tras unos días observó que poco a poco le resultaba la comercialización de hortalizas, de tal manera que se dedicó por completo a esta actividad y esto le ayudó a sacar adelante a su familia, mientras que sus hijos contribuyeron en el cuidado de las siembras de hortalizas de su esposo.

Rosa se dijo satisfecha con los logros obtenidos, ya que sus hijos estudiaron sus carreras y hoy en día, aunque le dicen que ella no tiene la necesidad de ir al mercado, sigue con su venta, pues le permite tener independencia económica.

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LV