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Cada año, Campeche pierde un millón 279 mil 200 metros cúbicos de selva maya, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), lo que representa tan sólo el 1.07 por ciento de los 120 millones de metros cúbicos que importa el “gigante asiático” de acuerdo con las estimaciones de la Asociación Forestal Argentina; sin embargo, autoridades del interior del Estado resaltan la falta de vigilancia como una problemática regional a la que también se enfrenta la naturaleza en la Entidad.
Para Juventino Tec Chávez, Comisario ejidal de Vicente Guerrero Iturbide, Hopelchén, la falta de operativos de autoridades y la presencia de grupos armados genera que la carrera contra la tala ilegal de maderas preciosas afecte el cuidado de la selva maya.
“En las zonas de Balancax y el Punto de Unión Territorial (que comprenden alrededor de 32 mil hectáreas) están invadiendo y la gente está armada, no podemos ingresar”, sentenció Tec Chávez.
Confesó a esta casa editorial que a su hogar –hace cuatro meses– arribó un empresario y “dijo que le concediera los permisos y ofreció una cantidad de recursos para sacar madera de forma ‘legal’”; ante la negativa, el hombre se retiró; sin embargo, Justino agregó que “son los mismos que explotan nuestra madera, con permiso o sin permiso. Ellos continúan haciéndolo”.
En otra región, la Villa de Sabancuy, Carmen, Fernando Enrique Jiménez –responsable de la brigada de contingencia ambiental– señaló que los 10 integrantes que conforman el grupo tienen como una de sus principales encomiendas reportar cualquier asentamiento de taladores, además de verificar y controlar incendios.
En Escárcega, el comisario ejidal Alejandro Molar dijo a Por Esto! que en la región de Calakmul y parte de su municipio es donde se concentra la mayoría de los operativos federales contra depredadores ambientales porque es “el foco rojo”.
Detalló que la mayor tala ilegal se da en los ejidos Centenario, Xpujil, Lechugal, Matamoros, Belem, La Libertad, la colonia rural La Chiquita, parte de la junta municipal de División del Norte, como Luna, Don Samuel, Haro, donde trafican especies de caoba, cedro, zlam, granadillo, chiricote y chacte viga.
“Como es bien pagada (la madera) vale la pena el riesgo que llevan los que se dedican a cortar y transportarlas de manera ilegal”. “Esta actividad tiene muchos años (50) que existe y varias familias de esto sobreviven”, sentenció el ejidatario Jaime Fernando Ascencio.
En Campeche, cada 10 años la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) reporta pérdidas de 21 mil 230 mil metros cuadrados de zonas forestales, de éstas 60 por ciento es por tala de árboles, es decir, 12 millones 792 mil; además, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reconoció en 2018 una lucha fallida contra el problema.
Uno de los riesgos para México, según la Agencia de Investigación Ambiental, es que el país no tiene control de la madera de ingreso, pues los artículos importados pueden ser de origen ilegal, citado en el artículo “El momento de la verdad”, del mismo año.
En cuanto a la lucha contra la tala, la Profepa reconoció esfuerzos fallidos del “Estado”, como el acoso contra el granadillo, que en 2018 tuvo un registro de incautación promedio de 166 metros cúbicos, y dos registros en la zona de Calakmul de granadillo o palo rosa que puede costar hasta 790 dólares el metro cuadrado.
El director de la organización Iniciativa para el Desarrollo Integral Comunitario del Sureste, Alberto Villaseñor, reconoció que en Campeche preocupa el corte clandestino de árboles, promovido por China, “son compradores chinos que la cortan de forma ilegal. Hay un incentivo económico muy fuerte”.
La madera para China, además de ser un recurso apreciado para la fabricación de muebles exóticos, se usa como un arma económica, como el bloqueo de importaciones de Lituania registrado el primero de marzo de 2022, que suspendió las importaciones de troncos de madera procedentes de ese lugar.
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JG
