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Debido a la inflación que rebasa la media nacional, Campeche se coloca como el segundo peor Estado del país, además dejó de ser una ciudad productiva como en siglos pasados con decenas de haciendas henequeneras

Como en la época colonial, durante el último año relució el estrago del régimen priista de más de 9 décadas y sus consecuencias, pues con la llegada del COVID-19, la inflación, el deterioro del tejido social y prácticas sistemáticas de corrupción evidenciaron que Campeche no crece, sino que se está hundiendo en el rezago.

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Entidad se mantienen 2 mil 367 plazas laborales sin recuperar (Yucatán creó más de 13 mil), además de la inflación que rebasa la media nacional y coloca al Estado como el segundo peor del país con un crecimiento de 9.3 por ciento. En cuanto a los ingresos, el Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi) señala que el salario mensual promedio en la formalidad es de apenas 8 mil 470 pesos, y de quienes están en la informalidad de 3 mil 890 pesos.

El saqueo actual no inició hace nueve décadas cuando grupos políticos trazaron estrategias de control a la población por medio de incidencias delictivas que, según cuentan los adultos mayores, en sus épocas no pasaban, ya que podían salir tranquilos hasta altas horas de la noche a pesar de que entonces las empedradas calles tenían luz tenue y algunas aledañas a la ciudad amurallada permanecían a oscuras.

Se dispara la inseguridad

Esta acción rindió frutos por mucho tiempo, pues se logró el objetivo de los gobiernos: mantener controlada a la población. Ahora, ya se cosechan los frutos de ese temor, pues de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNP) “la incidencia delictiva en Campeche subió 180 por ciento en un año, al pasar de dos mil tres carpetas de investigación en el 2020 a cinco mil 611 hasta el último día del 2021”. Esta tendencia fue aguda en noviembre y diciembre, pues del total de delitos, tres mil 790 ocurrieron en dicho lapso, lo que representa el 67.55 por ciento de los del resto del año, mientras en 2021 se cuadruplicaron los robos a comercios.

Campeche también sufre la cuarta tasa de violaciones más alta del país y el 2021 –de acuerdo con el Inegi– fue el más sangriento del último lustro, con 88 homicidios.

A la par con la falta de seguridad y el crecimiento de los delitos, Campeche dejó de ser una ciudad productiva, como en los siglos XVI y XVII cuando se construyeron decenas de haciendas henequeneras, cuyo producto era considerado como el “oro verde”.

La situación se ha repetido, solo que ahora no es la creación de ningún textil lo que golpea a la industria, sino el COVID-19 que generó la pérdida de casi cuatro mil empleos.

No obstante, pese a que en 2021 se logró un avance récord en el empleo formal en México, 15 Entidades federativas –entre ellas Campeche– siguen sin recuperar los puestos de trabajo que registraron en febrero de 2020, un mes antes de la declaración de la crisis sanitaria por Coronavirus.

A la Ciudad de México le falta por recuperar cerca de 134 mil 446 puestos de trabajo para retomar el nivel de empleo formal que tenía antes de la pandemia; Quintana Roo por su parte, tiene que saldar 39 mil 55 puestos laborales; Veracruz, una merma de 23 mil 830; Puebla, 16 mil 238; Sonora, 14 mil 527; mientras los Estados de Oaxaca, Tamaulipas, San Luis Potosí, Campeche, Michoacán, Aguascalientes, Guerrero, Sinaloa, Morelos y Tlaxcala tienen un faltante de 29 mil 403 empleos en conjunto.

Lo anterior acarrea pérdidas financieras que –como las murallas– retuvieron el crecimiento de la ciudad fortificada el siglo pasado. Hoy lo hacen con la derrama económica, la inversión y el desarrollo, ya que el Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa del Inegi, en el que se analizó la variación de noviembre de 2021 con el anterior de 2020, resalta la caída de la actividad industrial.

En Campeche se produjo la caída más grave en comparación con noviembre del 2020, con una contracción de -7 por ciento respecto al mes anterior que fue de -0.9 por ciento. A nivel peninsular, Quintana Roo y Yucatán mostraron un comportamiento positivo al subir 1.9 y tres por ciento, respectivamente.

El análisis también advierte que la Entidad campechana fue la que tuvo la menor contribución a la variación real de la minería de todo el país, con -2.43, mientras el resto de la Península se mantuvo en cero. En la rama de la construcción, fue el peor desempeño del país, con -27.8 por ciento.

Esto ha generado inestabilidad económica que ahora la posiciona como la segunda Entidad de México con un crecimiento en la inflación mensual superior a la media nacional con 0.98 por ciento, 92 por ciento superior a la del país, registrada en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, que emite el Inegi, con corte en enero de 2022, que señala que fue de 0.51 por ciento, las urbes de San Francisco de Campeche y Ciudad del Carmen también tuvieron un porcentaje de 0.98 puntos.

Durante el cuarto semestre de 2021 el Estado de Campeche reportó que más de la cuarta parte de 421 mil 100 ciudadanos económicamente activos, 28.7 por ciento (120 mil 855 personas) ganan menos de un salario mínimo al día, que al 2022 es de 172.87 pesos, cifra revelada por el indicador “Condiciones Críticas de Ocupación” de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición 2022 (ENOE), publicado el 17 de febrero de este año.

Respecto a los ingresos, el Inegi señala que el salario mensual promedio de una persona que trabaja en la formalidad es de 8 mil 470 pesos, en contraste de quienes están en la informalidad que es de 3 mil 890 pesos, esto merma el poder adquisitivo de la gente para adquirir algunos productos de la canasta básica y subsistir.

“El examen de los datos duros presentados en cuanto a empleos, inflación, ingresos y salario, así como la inseguridad y violencia en Campeche, evidencian que el Estado afronta hoy una situación profunda de crisis económica y social. Esta situación a la que se ha llegado a partir de la prevalencia por décadas de un mismo modelo económico y régimen político, el del PRI, da cuenta de su fracaso, y por ende, de la necesidad de cambiarlo radicalmente”, reflexionó a Por Esto! el antropólogo y poeta Rubén Reyes Ramírez.

Si consideramos que el nuevo Gobierno campechano se sustenta en el modelo económico de la llamada 4T podemos pensar que se está en un fin de ciclo –agregó Reyes Ramírez– pero esto implica, a la vez, una esperanza y un desafío. La esperanza es que podamos encontrar una nueva forma de transformar a la sociedad en Campeche; el desafío, que la nueva gestión gubernamental muestre la eficacia necesaria para acabar con el modelo históricamente fracasado y caduco e implementar una política económica en beneficio de la mayor parte de la gente.

El economista campechano, Carlos Valladares Valle, aseguró que el tema del “pirataje” sólo cambió de modus operandi, antes los ladrones llegaban a Campeche en embarcaciones acorazadas para asaltar la “Ciudad amurallada”, ahora, se encuentran al interior de la barrera protectora para llegar al poder con el voto ciudadano, con base en las mentiras expuestas ante la gente.

Campeche se ha visto saqueado desde hace más de 90 años por la clase neoliberal, desde la época de la colonia, por los burgueses españoles quienes enviaban a sus corsarios para saquear las naves mercantiles; ahora, la misma clase burgués llega vestida de empresas “transnacionales” para llevarse el poder económico del Estado a sus países de origen y desplazar a las empresas locales.

En el ámbito político, desde hace más de nueve décadas la capital fue víctima del saqueo constante por el gobernador en turno, pero por si fuera poco, también se vio afectado por una administración “torpe” en los recursos públicos, aunado a las pocas formas en las que se pudo aprovechar el potencial económico.

“Campeche ha sido robado desde hace mucho tiempo, no es cosa de ahora, pero, aparte del robo de los recursos, tuvo una administración muy torpe, porque ningún gobernador supo aprovechar el potencial de nuestro Estado, ni supo implementar políticas públicas o económicas, al grado de que considero que más que una negligencia, es un problema de raciocinio social”, dijo Valladares Valle.

En caso de que no se atienda el poco crecimiento el Estado seguirá sumergido en un orificio constante de decremento económico que dejará a la Entidad “suspendida en el tiempo”, sin ponerse al nivel mercantil de Yucatán o Quintana Roo, lo que podría desencadenar el aumento de robos, homicidios e incluso índices inflacionarios más elevados.

Si la Gobernadora Layda Sansores San Román se “pone sobre los hombros al gigante económico que hay en Campeche”, existe la posibilidad de que el panorama económico mejore; sin embargo, el economista Carlos Valladares, considera que con el gabinete que ha presentado la Ejecutiva estatal no hay muchas posibilidades de superar el bache económico, ya que no se encuentran los perfiles adecuados para combatir la problemática de raíz, solo se dedican a buscar culpables.

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CC