Haciendas henequeneras de Tenabo, potencial turístico desaprovechado

Las haciendas más importantes de Tenabo fueron Chilib, Kankí, Nachejá, Boholá, Sascabmucuy, Hoom, entre otras, las cuales podrían ser detonante para la economía por el paso del Tren Maya
miércoles, 9 de febrero de 2022 · 13:36

Haciendas henequeneras del municipio de Tenabo tuvieron un lugar destacado en el panorama estatal y hoy en día constituyen un patrimonio cultural desaprovechado, cuyo potencial histórico debería explotarse con el paso del Tren Maya por la ciudad pues podría detonar la economía del municipio, señaló Eudaldo Chávez Molina, cronista vitalicio de Tenabo.

Dijo que en el municipio las haciendas florecieron en la segunda mitad del siglo XIX por impulso de las antiguas familias que desde la época colonial poseían grandes propiedades territoriales, por la participación de sus herederos y por los nuevos grupos ricos que se habían desarrollado en el comercio, y que permitieron reactivar la economía estatal.

Estos lugares fueron el resultado de la transformación de las haciendas maicero-ganaderas establecidas por los españoles durante el tiempo de la colonia. Los asentamientos henequeneros representaron durante 100 años la base de la economía de la antigua T`nab y de Campeche.

Dijo que la “increíble” acumulación de riquezas de las familias que vivían en esos lugares se basó en la más aguda explotación del trabajo humano, así como en la habilidad de los que la administraban para controlar las diversas situaciones económicas y sociales que se presentaban en sus propiedades.

Chávez Molina dijo que, las haciendas más importantes en el municipio fueron: Chilib, Kankí, Nachejá, Boholá, Sascabmucuy, Hoom, Xkumcheil, Vista Alegre, San Antonio, Dzidzibachí, San Pedro, Orizaba, entre otras. Los sitios principales que por su producción y economía reactivaron el comercio de la región y aportaron mayor tributo a las finanzas del estado, donde se encuentra Chilib, de regia arquitectura con estilo francés y con una casa mayor de arquería morisca, neoclásica que le daba un toque de elegancia y la distinguía de las demás.

Diversificar la economía

En conjunto es una vasta riqueza cultural e histórica que se debe restaurar con una participación tripartita, municipio, estado, federación; propuesta que se ha hecho desde hace décadas, pero por las trascendencias y el impacto económico del Tren Maya, bien que se pudiera retomar para diversificar la economía y el desarrollo del municipio, sostuvo, Eudaldo Chávez Molina.

Afirmó que, al igual que Orizaba de arquitectura colonial más sobria y franciscana, primeramente, fue henequenera, agrícola y ganadera, pues se criaban toros de lidia cuya simiente fue traída de España por los hermanos Fernando y Antonio Palomeque de Hermida, toros que se transportaban a la Plaza de Toros de Mérida en las temporadas taurinas.

Dio a conocer que el origen de las haciendas fue en el auge del cultivo del henequén que se dio en el siglo XIX, hay que recordar que en esos lugares, primeramente fueron henequeneros, y después se diversificaron con otras actividades agrícolas y finalmente ganaderas, el declive de la cría del ganado y el cultivo de la caña de azúcar como productos de exportación, se han atribuido especialmente a tres acontecimientos: la llamada Guerra de Castas, iniciada en 1847, que destruyó la industria del azúcar y otros cultivos en la Península del Mayab. El invento de la raspadora mecánica para desfibrar, hecho por José Esteban Solís en 1852, quien pudo desfibrar seis mil 300 pencas en 21 horas y la demanda de cordel, derivada de la invención de la cosechadora de trigo McCormick en Estados Unidos.

Durante la época porfiriana, de 1876 a 1911, la Península del Mayab, incluida Campeche y Tenabo, tuvo progreso que se manifestó en las transformaciones de la actual ciudad, todo tuvo importante presencia por las riquezas creadas en base a la producción henequenera que se comercializaba en el mercado norteamericano.

“Apretados”

Para lograr el arraigo de los trabajadores acasillados y aislarlos de los pueblos, el dueño de esos sitios debía proveerlos de condiciones de vida semejantes a la de los poblados. Además de proporcionarles una vivienda, era necesario dotarlos del equipamiento comunitario básico. Pero dependía de las dimensiones del lugar que las pocas haciendas y trabajadores tenían, entre otras cosas: plazas públicas, capilla, escuela, dispensario médico, tienda de raya, cementerio, calabozos y espacios recreativos en las plazas.

Las plazas públicas cumplían una función importante en la organización de la producción, pues antes del amanecer sonaba la campana y los trabajadores acudían a la plaza para que se les asignaran sus tareas. Estos espacios también eran utilizados para actividades religiosas como las festividades del santo patrono del asentamiento, en las que se realizaban desde bailes hasta corridas de toros. Por otra parte, a través de mecanismos compulsivos, no exentos de violencia, como los préstamos, los trabajadores adquirían deudas que les obligaban a permanecer en McCormick el lugar, y así continuaban es una disposición legalizada desde la época colonial.

Conveniencia

La servidumbre gozaba de relativo bienestar, no tanto por humanidad, sino por propio interés o egoísmo del hacendado. El jornal era un poco superior al de los campesinos de otros estados. En las haciendas el ausentismo del dueño hacía que la autoridad quedara en esas ocasiones en manos del mayordomo. Se azotaba a los peones si salían de la propiedad sin permiso. En la tienda de raya, era donde se endeudaban los peones, pero ellos nunca recibían dinero, se encontraban medio muertos de hambre y trabajaban casi hasta morir, aseveró Chávez Molina.

El proyecto económico e ideológico de los hacendados durante la época de mayor desarrollo, fue congruente con sus manifestaciones arquitectónicas: descontextualizaron las diversas formas expresivas de la historia europea y desvirtuaron su sentido histórico para crear una imagen de progreso importado y, un ambiente de fantasía y frivolidad que le imprimieron una fuerza idílica a esa arquitectura ecléctica, en donde se pueden apreciar rasgos de la arquitectura colonial, elementos neobarrocos, clasicistas, neogóticos, arquitectura tropical caribeña y hasta referencias de la arquitectura civil medieval diseminadas en la ruta de las haciendas de Tenabo, que comienza en Orizaba y termina en Xkumcheil, afirmó Eudaldo Chávez.

Al referirse al contenido histórico y arquitectónico de la región que está definido por la presencia de las ruinas mayas, la arquitectura de la colonia y de la nueva nación independiente, dijo que fue un lugar lleno de dramatismos y contrastes, y sigue así, sólo que en otro contexto social, escenario de luchas y memorias, evidencias de distintas épocas de la historia del poder y de la resistencia. “Tiempos que se han ido, y que no volverán”, sentenció Chávez Molina.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información

CC