Concluye construcción de desagüe para comunidades de Campeche

Las comunidades de Hampolol y Chemblás contarán con un nuevo sistema de drenaje para evitar las inundaciones.
domingo, 15 de noviembre de 2020 · 13:15

Tras cuatro semanas de trabajo, concluyeron las labores de construcción del dren que funcionará como desagüe de las comunidades de Hampolol y Chemblás, mismas que resultaron con inundaciones por las pasadas tormentas tropicales y huracanes. 

Desde que las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal pasaron por la península de Yucatán en junio pasado, los escurrimientos de agua del municipios de Hopelchén llegaron a estos poblados ocasionando en primera instancia, encharcamientos de hasta 50 centímetros que al paso de los días alcanzó el metro y medio de altura. 

La afectación más grave se registró en la entrada principal de la comunidad de Chemblás, donde el agua abarcó más de 800 metros de asfalto impidiendo la circulación de todo tipo de unidad. 

De acuerdo con la narrativa del comisario ejidal de Hampolol, Abimael Tzek, el estancamiento de agua se derivó de unos cerros en las cercanías del Río Verde que rodea las comunidades. 

Por esta razón, el pasado jueves 15 de octubre se inició con la construcción de un dren que agilizara el desagüe de los escurrimientos; en ellas participaron elementos de la guardia nacional, de la Defensa Nacional y Marina, además trabajaron pobladores, ejidatarios con apoyo de maquinarias del Ayuntamiento y Gobierno del Estado

En primera instancia, el ducto tendría una forma de cruz para evitar más estancamiento de la corriente, sin embargo, por la cantidad de piedras solo se construyó una vera recta. 

Al final, el ducto tuvo un total de 174 metros lineales, 8 metros de ancho a pesar de que el proyecto original era de 12 pero no se pudo realizar por la cantidad de piedras que hay en el sitio. 

Es oportuno aclarar que la brecha se realizó a ras de suelo, es decir, no se realizaron excavaciones profundas sino que, solo se bajó un cerro al mismo nivel de la población para que el agua corriera.

Por Jorge A. Chan