Pese a COVID-19, artesanos chiapanecos intentan ganarse el sustento en Ciudad del Carmen

Indicaron que muy pocas personas les compran sus joyas pero no pierden en ánimo
viernes, 2 de octubre de 2020 · 12:28

Aunque conocen el riesgo que existe por la pandemia de COVID-19, Adela Hernández Gómez, originaria de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, quien se dedica a la orfebrería junto con su esposo, llegan de forma constante a la Isla de Carmen para vender collares y pulseras de ámbar que hacen a mano, artículos que tienen un costo de 60 hasta 250 pesos.

Indicó que la pandemia de COVID-19 les afecta en sus ventas porque son muy pocas personas que compran una artesanía, pero tienen que trabajar para mantener a sus dos pequeños y eso les motiva a continuar con la actividad que conocen, el tallado de ámbar para darle forma a la piedra preciosa y luego hacerlas en pulseras y collares.

"En mi pueblo, Tuxtla Gutiérrez, todos nos dedicamos a lo mismo, trabajar el ámbar y crear piezas que luego vendemos en las ferias artesanales de la localidad o viajar a otras ciudades para vender las pulseras y collares, porque en Chiapas, la situación económica es más crítica. Nosotros visitamos la Isla en temporada de vacaciones o de feria, pero vemos que la enfermedad del coronavirus hace que muchas personas se queden a su casa”, señaló.

Mencionó que moldear y tallar el ámbar viene de familia y desde niña comenzó con ello para convertirla en una artesanía y joya al mismo tiempo. Expresó que cuando encuentra el filamento le quitan el cascajo gris con cuidado para retirar primero la capa de carbón fosilizado que protege al ámbar, y con la debida delicadeza logran obtener la pieza completa.

Posteriormente se trabaja la gema en bruto para crear verdaderas joyas de ámbar mediante un proceso de talla y corte para esbozar los modelos, luego se hace el pulido con papel lija y pasta para abrillantar. Después el engarce con metales preciosos, y finalmente se comercializa en distintos puntos, ya sea local o en otras entidades.

El ámbar es producto de la resina vegetal fósil y es considerado una piedra semipreciosa; se produce como mecanismo defensivo de los árboles cuando la corteza de estos sufre alguna rotura causada, por ejemplo, por insectos. Esta resina atrapada en la tierra durante millones de años tiene un color llamativo que les brinda a los artesanos la posibilidad de crear joyas como colgantes y anillos.

Por Fernando Kantún