El Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega dijo ayer en la Santa Iglesia Catedral que el mensaje que nos deja el Viernes Santo no solamente es recordar lo que Jesús hizo por nosotros, sino también que estemos atentos a los que hoy son tratados como Él, injustamente, incluso llevados hasta la muerte.
El mensaje –explicó– es ver en cada hombre sufriente, en cada mujer sufriente, el rostro sufriente de Cristo, para que los ayudemos en sus necesidades, para que no participemos en el daño que se les haga, para que seamos solidarios con ellos, para que recordemos que son nuestros hermanos.
Y allá, ante una gran cantidad de fieles que ocuparon todos los lugares e incluso muchos tuvieron que permanecer de pie, y mientras una larga fila de gente esperaba la oportunidad de pasar ante la imagen de Cristo en la Cruz (flanqueado por los dos ladrones) para untarle ramitos de ruda que se compraban en el atrio del templo, antigua costumbre que tiene propósitos curativos, el Arzobispo Gustavo agregó:
–En Viernes Santo no se celebra la Santa Misa en ningún lugar del mundo, desde hace siglos, porque lo que se tiene es la Adoración de la Cruz. Primero escuchamos la Palabra de Dios, especialmente la narración de la Pasión de Cristo según San Juan y, luego, ya hacemos la Adoración de la Cruz, y tenemos después de esto la comunión. Como no hubo misa, es con las ostias que están guardadas desde ayer. Entonces al terminar la celebración, lo que vamos a hacer –que no se hace en todas partes– es la procesión hacia el sepulcro, recordando un poco cómo iban María y Juan y las santas mujeres, y algunos discípulos acompañando el cuerpo de Jesús para llevarlo hasta el sepulcro.

Divinidad y realeza de Cristo

A continuación, el Arzobispo comentó:
“En todo el Evangelio, y especialmente la Pasión, se demuestra la divinidad de Cristo y su realeza. Fíjense, cuando van los soldados a apresar a Jesús en el Huerto de los Olivos, Jesús con todo aplomo, con toda dignidad, les pregunta:
–¿A quién buscan?
Y ellos le dicen:
–A Jesús el Nazareno.
Y Él responde:
–Yo soy.
Y cuando lo escuchan retroceden un paso y caen postrados en tierra. Y así se repite la escena en dos ocasiones, pero tomemos en cuenta que el “Yo soy”, en hebreo, se dice: Yaveh, que es la definición de Dios. Jesús está definiendo su divinidad, y por eso caen por tierra.
Después Jesús se presenta con aplomo ante el sumo sacerdote, que cuando lo interroga, Él, con toda dignidad, dice: “Yo he hablado abiertamente en público, en el templo, en las sinagogas y por todas partes. Pregunta a quienes me han oído, ¿por qué me preguntas a mí?”
Es toda la dignidad del que sabe defenderse. No faltó un criado que se acercó a abofetearlo porque consideraba que estaba ofendiendo al sumo sacerdote. Pero Jesús, con el mismo aplomo se defiende y le dice: “Si he hablado mal, si no, ¿por qué me pegas?”

Ante Pilatos

Continúa toda aquella noche y, al amanecer, es llevado ante Pilatos y Jesús se presenta con el mismo aplomo ante Pilatos. En silencio, habló muy poco. Y ya que le insistía Pilatos, Jesús abrió la boca cuando le preguntaba: “Te acusan de que tú eres rey. ¿Eres rey de los judíos? Te lo han contado, o lo dices por tu cuenta.” Y Pilatos se quedó desconcertado: “Oye, es que presentaron esta acusación las autoridades, pero, ¿tú qué dices?”
Y Jesús continuó:
–Tú lo has dicho: soy rey, yo para eso he nacido y venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Realeza y verdad. Nunca serás más rey, nunca serás más digno, como cuando dices la verdad. Los hombres y mujeres auténticos, los que siempre dicen la verdad, son los más dignos. Por el bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes, pero la mentira y, sobre todo, la corrupción, pues no muestran nuestra dignidad, sino nuestro lado oscuro: Dignidad de Hijos de Dios. Dignidad de discípulos de Cristo. Cristo murió por sostenerse en la verdad, pero Pilatos le preguntó:
–¿Y qué es la verdad? Y se dio la media vuelta y se fue.

Impera el subjetivismo

Y sigue siendo lo mismo, siempre ha pasado lo mismo, aunque nunca como en estos tiempos la gente niega la verdad objetiva. Impera el subjetivismo, y por todos lados te dicen: “Cada quien crea lo que quiera, cada quien decida qué cosa está bien y qué cosa está mal, y dónde está la verdad”. Y parece que todo mundo es muy democrático, hasta los locutores: “Usted tiene la última palabra”, pero esto se convierte como se dice vulgarmente en una cena de negros, porque caemos en un relativismo absoluto sin reconocer que hay verdades, y sobre todo una suma verdad que es Dios nuestro Señor:
–Tú lo has dicho: soy Rey, yo para eso he nacido y vine al mundo, para dar testimonio de la verdad.
Pilatos se fue y regresa muy asustado porque ahora lo acusan de haberse considerado y llamado Hijo de Dios. Y le pregunta:
–¿Tú quién eres, de dónde vienes?
Y Jesús quedó callado. Vuelve a insistir Pilatos:
–¿No te das cuenta de que yo tengo autoridad para entregarte y crucificarte?
Y Jesús le responde:
–No tendrías ninguna autoridad si no te hubiera sido dada de lo alto. Toda autoridad viene de Dios.
Pero fíjense la dignidad de un perfecto hombre, pero que es Dios. De todo un rey, pero que es humilde: “Toda autoridad viene de Dios”. La mayoría de nuestros gobernantes dicen que la autoridad viene del pueblo. Pero los gobernantes creyentes deberían saber y creer que la autoridad viene de Dios. Y entonces no solamente le van a dar cuentas al pueblo de sus acciones de gobierno, le van a dar cuentas a Dios,
Hay que pedir por nuestros gobernantes, porque fíjense nada más a quién le van a dar cuentas. Pero toda autoridad, también tu autoridad como padre de familia, también tu autoridad como jefe en tu trabajo, o como dueño de una empresa. Toda autoridad viene de Dios y no es para crecernos, es para decir: “Ay de mí, de que tengo que dar cuentas a Dios”.

Autoridad no para abusar

Y no se diga la autoridad de los sacerdotes y del Obispo: La autoridad viene de Dios, sí, pero no para abusar, sino para servir a los demás. Voy a dar cuenta a Dios de la autoridad que tengo. Así es que entre menor autoridad tengas, estás mejor. Entre más autoridad tengas, más responsabilidad adquiriste. Toda autoridad viene de Dios. Divinidad de Cristo manifestada en la cruz. Cuando dice que Cristo murió, no dice que expiró, dice: inclinando la cabeza entregó el espíritu, se unen la Cruz y Pentecostés. Se entrega en espíritu y así recrea a la humanidad, dándole el Espíritu de Dios. No solamente es expirar, lenguaje teológico: Dar al espíritu al morir. Y también ya muerto, cuando lo atraviesa el soldado con una lanza por el costado, brota sangre y agua. Así como Dios creador hace dormir a Adán en el paraíso para extraer de su costado a nuestra madre Eva, así también Dios hace dormir en la cruz a su hijo y, de su costado abierto, brota la nueva era, la Iglesia: sangre de Eucaristía y agua de bautizo, que brota del costado abierto del nuevo Adán: Cristo Rey, Cristo Dios. Por eso lo adoramos. No es una veneración como a los santos, sino verdadera adoración.

Silencio de reverencia y Santo Entierro

En esta parte, el Arzobispo comentó a los fieles:
–Hemos entrado en silencio de reverencia, de luto, y así vamos a salir. El Obispo nos lleva a la cruz, traigo la llave del Sagrario, no lleva el anillo pastoral, el anillo de esposo de la Iglesia porque hay luto, porque Cristo entregó su vida, ni siquiera el báculo del pastor. Entonces en este silencio respetuoso, como entramos, también vamos a salir, pero tengamos ahora las siguientes partes de esta celebración.
A continuación dos grupos de scouts pusieron una valla para que pasaran del interior hacia la calle el Santo Entierro y las imágenes de la Dolorosa, María Magdalena, y San Juan, para dar inicio a la procesión del Santo Entierro que, entre cantos religiosos y acompañado por el sonido de una matraca en forma de caja (porque el viernes no se toca la campana, sino hasta el sábado), dio una vuelta alrededor de la Plaza Principal, en la que participaron el Arzobispo y otros sacerdotes, así como una gran cantidad de fieles y los custodios que llevaban las imágenes sagradas.
Al concluir la vuelta, los custodios volvieron a meter a Catedral las imágenes sagradas y se puso frente al altar la imagen del Santo Entierro para que lo adoraran las personas fieles, muchas de las cuales iban con sus ramos de ruda para tocar con ellas la sagrada imagen, lo que, como comentamos antes, se considera que confiere a esos ramos propiedades curativas.

Viacrucis

Hay que comentar también que durante todo el Viernes Santo estuvieron entrando y saliendo las familias y grupos de personas que rezan el Viacrucis ante las imágenes de las 14 estaciones que están marcadas en las paredes de la Catedral.
(Roberto López Méndez)