* Luego de 24 años de la confusa tarde de Lomas Taurinas en que asesinaron a Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI, Mario Aburto es el único que puede dar testimonio de lo que en realidad sucedió
* Nadie sabe nada acerca de su aspecto físico, tampoco se sabe si aún está considerado como inocente o si “al verdadero asesino” lo mataron en un taller mecánico, de acuerdo con una carta escrita dirigida a su familia en 1994
* El expediente del magnicida se mantiene bajo reserva como clasificado y confidencial, y nadie aparte de él o de su familia tiene acceso a él
ACAPULCO, Guerrero, 6 de diciembre (El SUR DE ACAPULCO/BBC MUNDO).- El hombre al que la justicia mexicana acusó del asesinato de Luis Donaldo Colosio es Mario Aburto Martínez, quien le dio dos tiros, y es en la actualidad, el reo más protegido con datos cerrados.
Su expediente está clasificado como confidencial y además de él mismo, ningún mexicano tiene acceso.
Luego de 24 años, nadie sabe nada acerca de su aspecto físico, tampoco se sabe si aún está considerado como inocente o si “al verdadero asesino” lo mataron en un taller mecánico, de acuerdo con una carta escrita dirigida a su familia en 1994.
Luego de 24 años de la confusa tarde de Lomas Taurinas, Mario Aburto es el único que puede dar testimonio de lo que en realidad sucedió.
Desde octubre de 2000, al terminar el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) la investigación judicial se detuvo y se envió a la reserva de la bóveda del Archivo General de la Nación.
El expediente del magnicida se mantiene bajo reserva como clasificado y confidencial, y nadie aparte de él o de su familia tiene acceso a él.
Para él sí hay una fecha límite: el 23 de marzo de 2039 será liberado, fecha para la que faltan aún cuatro sexenios.
La confusa historia de un magnicidio
Era el 23 de marzo de 1994, cuando el candidato por el PRI a la presidencia de la República caminaba entre la muchedumbre luego de un mitin proselitista en la colonia de Lomas Taurina, en Tijuana, Baja California.
La música estruendosa música de la Banda Machos no permitía escuchar a la gente. De pronto, del lado derecho del candidato surgió una mano armada con una pistola y le asestó dos tiros en la cabeza. Luego de eso todo fue confusión y silencio.
En el video en que se registró el momento, el estallido de la bala, apenas es perceptible. Colosio cae y sus guardaespaldas lo cargan hasta un auto.
Fuera de cuadro de la cámara, unos minutos después del disparo, un hombre de cabello rizado y un bigote ralo es jaloneado entre la multitud: lo acusan de haber disparado en contra del candidato.
Más tarde se supo que su nombre era Mario Aburto Martínez, y después fue sentenciado por el asesinato.
Desde la fecha del asesinato, 23 de marzo de 1994, se convirtió en el magnicida más famoso de la historia de México, luego del asesino de Álvaro Obregón, José de Léon Toral, y paradójicamente también se volvió el más oscuro y enigmático.
Durante más de 24 años, sólo siete personas fuera del sistema de prisiones y de justicia en México lo han visto.
Laura Sánchez, una periodista autora del libro Aburto. Testimonios desde Almoloya. El infierno de hielo,afirma en su libro que el aislamiento es una de las razones principales del misterio sobre el personaje.
En su investigación corroboró que el perfil del prisionero es diferente al que presentaron las autoridades en 1994. Uno de los datos menos conocidos de él que se revelaron en 2017 es su personalidad.
Para su conformar su expediente fueron hechos tres estudios psicológicos con diferentes resultados.
En el primero se le diagnosticaron rasgos narcisistas, conductas antisociales y poca tolerancia a la frustración.
El segundo examen, afirma que su personalidad es paranoide y sociopática.
El tercero, dice que tiene una personalidad borderline; o sea que es un paciente psiquiátrico con emociones turbulentas que comete acciones impulsivas.
Pero al entrevistarlo, Laura Sánchez se encontró con un individuo totalmente diferente al descrito por las revisiones psiquiátricas.
“Nos lo pintaron como una asesino solitario, un desquiciado, ignorante, una persona alterna que padecía ataques”, afirmó la periodista para BBC Mundo en abril de 2017.
“Pero en estos años me di cuenta, con base en muchos reportes oficiales, con sus abogados y gente que estuvo con él en prisión, que es un hombre sumamente inteligente. Ha leído más de mil libros”.
De acuerdo con uno de los estudios, asevera que una de las razones para su comportamiento violento es su madre. Una mujer que “caminaba con faldas cortas, se pintaba el pelo de rojo, se preocupaba más por su arreglo personal que por su familia”, según el documento.
Admirador de la literatura latinoamericana y del cine
Otro dato que se desconocía de su carácter, es su admiración por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, a quien lee con asiduidad.
Dato que usó para argumentar sus faltas de ortografía en una carta que envío a su hermano Rubén, según le contó a la periodista:
“En cuanto a las faltas de ortografía no quisiera corregirlas por ahora. Me imagino que Gabriel García Márquez se ha de sentir dichoso de tener una secretaria que le ayude a corregir sus faltillas de ortografía”.
“Pero yo ni siquiera tengo para pagar a una secretaria, me conformaría con tener dinero para una golosina, además de que no puedo compararme con él”.
Por varios años, Aburto fue asiduo de un club de cine en la cárcel del Altiplano, hasta que pudo ver el filme En el nombre del padre, protagonizada por Daniel Day Lewis.
Dice Laura Sánchez que Aburto se sintió identificado con la película, “Lloro mucho, mucho después de verla”, desde entonces, prefirió olvidarse del cine.
“No sé si mi hijo está vivo”
Aburto siempre dijo que era un chivo expiatorio, y que no fue él quien disparó al candidato.
De hecho, durante la primera parte de la investigación, cuatro personas más fueron aprehendidas por el crimen, y meses después se comprobó que la hipótesis inicial era falsa.
Los datos que no “cuajan”
Entre los datos que no revela Laura Sánchez en su libro, y que tampoco se dijo en las cuatro investigaciones sobre el caso, se encuentran el móvil para asesinar a Colosio, quien de acuerdo con las encuestas de la época era muy probable que hubiese sido el presidente de México, luego de Zedillo.
Las autoridades judiciales dicen que fue un acto solitario de un hombre con problemas psicológicos.
Mario Aburto Martínez afirma con insistencia que él no es culpable del magnicidio, que fue utilizado para encubrir la verdad.