Pilar Faller Menéndez
Ultimamente existe la tendencia de consumir alimentos orgánicos, los cuales están limitados a cierto número de consumidores por el elevado precio que se venden en el mercado. La información que se tiene acerca de ellos es escasa y poco precisa, y sobre todo confusa, ya que muchas veces existe la creencia de que los alimentos orgánicos son generalmente los que no se producen en masa, sin conocer los procesos de producción de los mismos, por lo que muchas veces se cree estar consumiendo algo que es orgánico y que en realidad no lo es.
Nunca antes se le había dado tanta importancia a los productos alimentarios como ahora, y como se mencionó anteriormente, los consumidores eligen los orgánicos, debido a las bondades que sugieren de ser más nutritivos y estar libres de químicos, o que mejoran el medio ambiente y el bienestar animal.
Según el Centro de Políticas Sanitarias de la Universidad de Stanford que realizó una comparación considerable entre los alimentos orgánicos y los convencionales, y como resultado se llegó a la conclusión de que no existía una evidencia contundente de que los productos orgánicos fueran más nutritivos y más seguros de consumir.
Como en todo, siempre existen sospechas de que muchas investigaciones responden a intereses particulares, en este caso, tanto para consumir los alimentos orgánicos, y por otro lado, proteger a los grandes productores de alimentos que no cuentan con la certificación de procedencia orgánica que está constituyendo una gran pérdida de cierto grupo de consumidores.
El Comité Científico Noruego de Seguridad Alimentaria, tampoco encontró una diferencia entre estos dos tipos de alimentos que pudieran relacionarse con la aparición objetiva de enfermedades, ya que la satanización de los animales de engorda que se encuentran en las granjas para su consumo, podrían ser más saludables si se toma en cuenta de que los cerdos y aves de corral considerados orgánicos, que pueden disfrutar de un acceso a zonas abiertas, están expuestos a parásitos, patógenos y depredadores.
En lo que respecta a la apicultura, la regulación orgánica no permite alimentar a las colonias de abejas con suplementos de polen durante los períodos de escasez, así como una regulación que va en contra de la desinfección adecuada, lo cual produce una considerable baja en el bienestar de las abejas.
En el campo de la agricultura, la situación es peor, ya que las granjas orgánicas requieren utilizar un 84 por ciento más de tierra, para poder producir las cantidades equivalentes de los campos no orgánicos, lo que limita por su extensión, que esas tierras puedan ser utilizadas para bosques y reservas naturales.
Como en todo, siempre existe un pro y un contra, existe la libertad de consumir lo que nuestro bolsillo permita, lo cual no debe influir en nuestra conciencia de que aquellos que consumen alimentos orgánicos están haciendo un bien al medio ambiente y a los animales, ya que en esencia, la comida orgánica es un lujo que no todos pueden darse.
Si realmente es más saludable el consumo de los mismos, la mayoría de los mexicanos, y muchas personas del mundo, se están privando de comer estos productos que al parecer tienen más bondades en sus nutrientes, y sería una gran tarea de la Sagarpa y de los productores, conseguir el modo de hacerlos accesibles para que mayor gente pueda consumirlos.
Por otro lado, pudiera tratarse de una estrategia de mercadotecnia que está sugiriendo su consumo, ya que muchos productos que contienen en sus etiquetas la palabra “orgánico” no cuentan con la certificación oficial, pero eso no es un impedimento para triplicar el costo de un producto semejante que no se anuncie como orgánico.
Las tendencias muchas veces marcan el comportamiento del consumidor, que la mayoría de las veces está desinformado sobre este tipo de alimentos. Es de suponerse que en un supermercado, o en el lugar donde adquiramos nuestros alimentos, existe una regulación de no comerciar con productos que pudieran atentar contra nuestra salud, de otro modo, seríamos muchos los que estaríamos enfermos por no seguir esta costosa tendencia de consumir alimentos orgánicos. Su consumo responde a una decisión personal, la cual debe respetarse.