* Sus llamados a una conciliación fueron recibidos por las caras serias y el silencio de los demócratas, que se oponen a su agenda y lo acusan de acelerar el declive de la cooperación entre partidos. Es la primera vez que se dirige a la Cámara de mayoría demócrata, y su némesis política, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ofreció aplausos con moderación
* El Presidente llegó a este discurso debilitado políticamente y asediado por hasta 17 investigaciones, entre ellas, la de la trama rusa, que busca esclarecer si hubo colusión entre su entorno y el Kremlin para interferir en la campaña electoral del 2016 y favorecer su victoria. Reclamó el fin de las “ridículas investigaciones partidistas”, la cuales, señaló, pueden llevar al traste la buena marcha de la economía
* El público que le escuchaba reflejaba bien la atmósfera fracturada del país. Los aplausos de los republicanos se mezclaban con los rostros escépticos de los demócratas, sobre todo los de la nueva hornada de legisladores, más jóvenes y más reacios a los protocolos
* Trump parece el mismo que hace un año -el mismo que hace dos, incluso, en su primer discurso- y muchas de las ideas esgrimidas esta noche habían retumbado ya en el Capitolio y en la Casa Blanca con anterioridad. Lo que le rodea, sin embargo, ha cambiado. Nada como la imagen de la demócrata Nancy Pelosi, mazo en mano, al frente de la sesión, como presidenta de la Cámara que es, para reflejar el cambio de tornas en esa parte del Congreso
El llamado de Trump a una reconciliación
NO fue bien recibido por los demócratas
WASHINGTON, D.C., EE.UU., 5 de febrero (AFP).- Ante el Congreso en pleno, el presidente estadounidense, Donald Trump, llamó el martes a la concordia y el compromiso para superar el estancamiento que ha dominado la arena política, pero insistió en construir el polémico muro fronterizo con México, fuente de profundas divisiones.
Sus llamados a una conciliación fueron recibidos por las caras serias y el silencio de los demócratas, que se oponen a su agenda y lo acusan de acelerar el declive de la cooperación entre partidos. Es la primera vez que se dirige a la Cámara de mayoría demócrata, y su némesis política, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ofreció aplausos con moderación.
No mencionó de la masacre de Parkland, ni las muertes por armas de fuego. Solo hubo una mención tangencial de la investigación sobre la trama rusa.
El discurso duró 82 minutos.
Una hora y 22 minutos de comparecencia mostraron que la gran fractura permanece.
Trump parece el mismo que hace un año -el mismo que hace dos, incluso, en su primer discurso- y muchas de las ideas esgrimidas esta noche habían retumbado ya en el Capitolio y en la Casa Blanca con anterioridad. Lo que le rodea, sin embargo, ha cambiado. Nada como la imagen de la demócrata Nancy Pelosi, mazo en mano, al frente de la sesión, como presidenta de la Cámara que es, para reflejar el cambio de tornas en esa parte del Congreso. Los republicanos mantienen el control del Senado, pero desde las elecciones legislativas de noviembre, los progresistas han recuperado la mayoría en la Cámara Baja y eso maniata buena parte de la agenda política trumpista.
El presidente llegó este discurso debilitado políticamente y asediado por hasta 17 investigaciones, entre ellas, la de la trama rusa, que busca esclarecer si hubo colusión entre su entorno y el Kremlin para interferir en la campaña electoral de 2016 y favorecer su victoria. Trump reclamó el fin de las “ridículas investigaciones partidistas”, la cuales, señaló, pueden llevar al traste la buena marcha de la economía.
El público que le escuchaba reflejaba bien la atmósfera fracturada del país. Los aplausos de los republicanos se mezclaban con los rostros escépticos de los demócratas, sobre todo los de la nueva hornada de legisladores, más jóvenes y más reacios a los protocolos. Era una noche cargada de símbolos. Las mujeres demócratas, presentes en números récord en la historia del Capitolio, vestían de blanco en homenaje a las sufragistas estadounidenses.
Trump usó el tradicional discurso anual sobre el Estado de la Unión, televisado en horario estelar ante una audiencia masiva, para pedir unidad, sin dejar de fustigar lo que consideró investigaciones “ridículas” y “partidistas”, en alusión a la pesquisa sobre una presunta colusión de su campaña presidencial y Rusia, que ensombrece su mandato.
Dos años después de iniciar su gestión y con la reelección en el 2020 en la mira, Trump enfrenta todo menos unidad: los demócratas controlan la Cámara de Representantes y los republicanos el Senado, pero su inflamada retórica rechina incluso en filas propias.
“Debemos rechazar la política de la venganza, la resistencia y la represalia, y abrazar el potencial ilimitado de la cooperación, el compromiso y el bien común”, dijo Trump, en una alocución muchas veces interrumpida por los aplausos de sus partidarios.
“Podemos superar las viejas divisiones, curar viejas heridas, formar nuevas coaliciones, encontrar nuevas soluciones (…) La decisión es nuestra”, afirmó, ante más de 500 legisladores, incluidas muchas demócratas vestidas de blanco, como tributo al centenario del movimiento sufragista.
“Lo haré construir”
Pero cuando faltan 10 días para la fecha límite que dio al Congreso para financiar su muro, y evitar así un nuevo conflicto presupuestario como el que provocó el reciente cierre récord de 35 días del gobierno, el presidente aseguró que llevará a cabo su proyecto insigne para frenar la inmigración ilegal, que la oposición demócrata rechaza de plano.
“Lo haré construir”, prometió. “Los muros funcionan y los muros salvan vidas. Así que trabajemos juntos, encontremos un compromiso y logremos un acuerdo que realmente haga que Estados Unidos esté seguro”, afirmó.
No declaró sin embargo la “emergencia nacional” con la que había amenazado, algo que le concedería poderes extraordinarios para tomar decisiones sin el aval del Congreso, pero que los demócratas ya anunciaron que impugnarían.
El presidente criticó asimismo la investigación que encabeza el fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa, que suele tildar de “caza de brujas”.
“Un milagro económico está por producirse en Estados Unidos, y lo único que lo puede detener son las guerras tontas, la política, o las investigaciones ridículas y partidistas”, afirmó Trump, generando un gesto de disgusto de la influyente presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi.
Vietnam, talibanes y Venezuela
Trump aprovechó para jactarse de sus logros. “Después de 24 meses de rápido progreso, nuestra economía es la envidia del mundo, nuestro ejército es el más poderoso de la tierra y Estados Unidos gana todos los días”, dijo.
También defendió su política exterior, un tema mucho más espinoso para él. “Las grandes naciones no pelean guerras interminables”, afirmó, luego de que el Senado aprobara el lunes por amplia mayoría una enmienda que critica su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Siria y Afganistán.
“Mi gobierno sostiene conversaciones constructivas con una cantidad de grupos afganos, incluyendo los talibanes”, dijo Trump, cautelosamente esperanzado sobre el resultado de esas negociaciones para poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, lanzada poco después de los atentados del 11 de septiembre del 2001.
El presidente anunció además que sostendrá su segunda cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong Un, a fines de febrero en Vietnam, para proseguir las negociaciones sobre el desarme nuclear de Corea del Norte.
Y señaló que las duras negociaciones comerciales entre Washington y Pekín pondrán fin al presunto “robo” de empleos y riqueza de su país por parte de China.
Trump destacó por otro lado su apoyo a la “búsqueda de libertad” de Venezuela, denunciando la “brutalidad del régimen” de Nicolás Maduro y reiterando su apoyo al “nuevo presidente interino” Juan Guaidó.
“Estamos con el pueblo venezolano en su noble búsqueda de libertad”, dijo Trump, en el acto donde el enviado de Guaidó a Washington, Carlos Vecchio, era uno de los invitados especiales.
Estados Unidos y otros 40 países han reconocido a Guaidó como única autoridad legítima en el país.
Trump también pidió un impulso bipartidista para erradicar la epidemia de SIDA en Estados Unidos en una década.