KINCHIL, Yucatán, 27 de noviembre.- Habitantes de esta localidad levantaron la voz anoche, durante una reunión celebrada en el local del Comisariado Ejidal, para denunciar la grave contaminación en sus montes, que afecta gravemente a la apicultura, una de las principales actividades generadoras de recursos.
Los pobladores que intervinieron, entre ellos el Alcalde Valentín Pech Dzib, y la Alcaldesa de Celestún, Yulma García Canul, así como el comisario ejidal kinchileño, José Fausto May Pisté, y la de Chocholá, Claudia Cob Durán, se pronunciaron contra la deforestación y contaminación provocada, según dijeron, por las empresas Bachoco y Kekén.
“No estamos contra las empresas que dan empleo a los pobladores, sino de la manera como contaminan el medio ambiente; por eso debemos exigirles que cumplan con la Ley Ambiental, y nos garanticen, con la intervención de profesionales en la materia, que no se está poniendo en riesgo nuestras actividades en el campo”, dijo Federico May Cuytún, de la empresa “Chiles Kinchil”, propuesto para encabezar la protesta pacífica que hará la comunidad en general.
En el presídium de la reunión, a la que asistieron unas 400 personas, estuvieron además, Pablo Duarte Sánchez, de la Unorca; Pilar Ruiz, del Manejo de Programa de Riesgos, de la ONU; así como Jesús Solís Alpuche, de la sociedad kinchileña “Chan Tza Can”.
Los kinchileños exigieron un alto a la depredación y contaminación de sus montes, además que las empresas que se están asentando, y las que vendrán posteriormente, cumplan con los requisitos en materia de Ley Ambiental.
Por cierto, la protesta de los pobladores kinchileños, se realizó horas después que los responsables de la granja Kekén en Homún, no permitieron la entrada de Rolando Torres Nah, quien tenía la comisión de un Juez Federal, de realizar una inspección a dichas instalaciones, como informamos en nuestra edición de este martes.
Las mujeres mayas de Kinchil, se expresaron en contra de seguir soportando la contaminación de sus montes, como lo hizo la Sra. María del Carmen Caamal Dzib. En el mismo orden se expresó Juan Bautista Méndez Várguez, quien aseveró que “nos enfrentamos a gente muy riquísima”, en alusión a los dueños de la empresa Kekén.
“Pónganse truchas”, dijo Méndez Várguez, al quejarse también de la explotación del agua que ocasiona la Cervecería Yucateca, instalada en el vecino municipio de Hunucmá.
Pablo Duarte Sánchez, de la Unorca, dijo que todas las granjas de Bachoco y Kekén, que se están instalando, fueron autorizadas por el gobierno anterior, al mismo tiempo que dijo, que no se puede dejar al líder ejidal y al pueblo kinchileño, solos en el problema.
Por su parte, Claudia Cob Durán, comisaria ejidal de Chocholá, se refirió a la grave contaminación y depredación que están haciendo las empresas que se están instalando en Yucatán, donde su municipio no es la excepción. También denunció la persecución y hostigamiento por parte de las dependencias, como la Procuraduría Agraria y el Tribunal Agrario, que se ensañan contra líderes ejidales como ella, cuando se dedican a denunciar las anomalías.
Don Loreto Borges Dzib, antiguo vecino de esta población, denunció que ya no les permiten trabajar en el campo, porque quienes deben procurar bienestar para los pueblos, los atosigan y persiguen. Recordó cuando una empresa comenzó a comprarles sacos de carbón, pero tuvo que suspender actividades, porque cada vez que transportaban ese producto a la ciudad de Mérida, se los decomisaban en el camino, lo mismo hacían con las pacas de guano que sacaban del monte.
La alcaldesa de Celestún, Yulma García Canul, manifestó su unidad con el pueblo kinchileño, en su lucha; mientras que José Alberto Rodríguez Pisté, guía certificado de turismo, recordó que hace 18 años efectuó junto con otras personas, un listado de aves endémicas y migratorias en montes de esta población, donde, en la actualidad, se ha disminuido hasta en un 40 por ciento.
Rodríguez Pisté denunció también, que se debe tener muy en cuenta, la “mancha” de contaminación de las granjas porcícolas que se encuentran a la vera de la carretera Mérida-Celestún, se ubican apenas a 9.8 kilómetros del pozo que abastece de agua potable al vecino puerto.
El edil kinchileño Valentín Pech Dzib destacó que por primera vez, se está demostrando la unidad en esta población, donde no deben importar las filiaciones políticas. Resaltó que Kinchil es un pueblo maya que vive de sus recursos.
Dijo que tiene conocimiento que unos 40 mil M2 de monte han sido devastados, que seguramente causarán estragos en las casi 900 toneladas de miel, que se logran en una temporada alta. Resulta curioso, apuntó, que para poder obtener la certificación de nuestra miel, nos exigen que un apiario esté alejado de cualquier granja en producción, hasta unos 5 kilómetros.
En la reunión, también informaron que en una granja porcícola en otros países, ubicada en zonas distantes, sólo se permite producir unos dos mil cerdos, en dos naves, y aquí en Kinchil se trabajará con 6 mil vientres de marranas, en seis naves, cuatro más de las permitidas.
Federico May Cuytún, propuesto para encabezar la protesta pacífica, que debe llegar hasta sus últimas consecuencias, según los pobladores, dijo que no están contra la instalación de ninguna granja, sino más bien, interesados en que cumplan con los mecanismos para evitar la contaminación.
May Cuytún es propietario de instalaciones de la empresa denominada “Kinchiles”, productora de chile habanero calidad de importación, donde, aseguró, no se usan productos agroquímicos, sino únicamente los orgánicos naturales.
Jesús Solís Alpuche, de la “Chan Tza Can”, último en intervenir, dijo que el extinto gobernador Víctor Cervera Pacheco, cuando fungió como secretario de la Reforma Agraria, entregó a vecinos de la comisaría de San Antonio Tedzidz, los terrenos que en la actualidad son utilizados por la empresa porcícola. (Ramón Reyna Fernández)