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Luego de la marcha opositora, la Cámara de Representantes aprobó la reforma pensional del gobierno y Petro no dio muestras de buscar el acuerdo nacional en la contramarcha en su apoyo.

Mientras se realizaba la marcha opositora monumental, del pasado 21 de abril, el presidente colombiano, Gustavo Petro, reprodujo en sus redes, para burlarse, un video del humorista político Jaime Garzón, asesinado por los paramilitares, que caricaturizaba a los manifestantes de una marcha de la derecha años atrás.

Una vez finalizada, señaló a los manifestantes de ser “una partida de desinformados que añoran la represión abierta, las masacres paramilitares y los asesinatos de jóvenes… y quieren tumbar el gobierno popular y matar al presidente”.

Atribuyó la protesta al Centro Democrático, partido de su archienemigo, el expresidente Álvaro Uribe, con lo cual le regaló gratuitamente un triunfo a un partido menguado, incapaz de esa organización multitudinaria nacional. “

Un gobernante siempre debe escuchar y corregir si es necesario. La mayor violencia siempre proviene de un gobierno que se vuelve indolente y sordo”. Eso dijo, siendo senador, en el paro nacional contra su antecesor, Iván Duque, que Petro supo capitalizar y que influyó en su elección como presidente en el 2022.

Pero ahora, cuando el cuestionado es él, su posición es la opuesta. La sabiduría popular dice que el cura nunca se acuerda de cuando fue sacristán. Algunos de sus más cercanos colaboradores reaccionaron en forma contraria: Laura Saravia, su mano derecha, dijo: “Hoy debemos tener la grandeza de reconocer que muchas personas se movilizaron, que lo hicieron con todas las garantías y pudieron expresar su descontento.

Esta es una semana que como gobierno debemos afrontar en reflexión y autocrítica”. El ministro del interior, por su parte, se mostró conciliador: “Debemos hacer reflexiones sobre en dónde estamos acertando, con quiénes hemos hablado, con quiénes no”.

Y el senador Iván Cepeda, su apoyo más fuerte en el congreso, dijo que “hay alguna crítica que yo considero que es válida y es que el Gobierno no ha sido consistente en buscar un acuerdo nacional. ¿Para qué nos pusimos entonces el nombre de Pacto Histórico si no es para eso?” Y, como colofón, dijo no estar de acuerdo con la convocatoria de una constituyente idea que el presidente lanzó al calor de una arenga y no ha vuelto siquiera a mencionar.

Ante las suspicacias que generó esa crítica, el senador aseguró que no está buscando réditos políticos ni está contra el presidente, pero a raíz de eso se oyen voces en el centro y de este hacia la derecha, presentándolo como la persona con quien sí se puede hablar, contrastándolo con su superior.

Tal vez esas posturas hicieron que el presidente se retirara con su Gabinete a “retiros espirituales”, al cual llegó doce horas tarde, antes del acostumbrado desfile del 1º de mayo.

Antes de eso, decretó día cívico el 19 de abril, aniversario del M19, que además coincide con su cumpleaños y, por si faltaba algo, desplegó una bandera de esa organización en un acto público.

En el homenaje que le hicieron en el colegio en el cual estudió, ondeó otra vez esa bandera y dijo que ahí también había estudiado Gabriel García Márquez, el único Nobel que había tenido Colombia porque el otro Nobel, el de Paz, era “un premio inventado”, en clara alusión al expresidente Juan Manuel Santos, que recibió ese galardón por haber logrado el acuerdo de paz con las FARC.

Planteó entonces la marcha del 1º de mayo como su respuesta a la del 21 de abril, de la oposición, seguro de que recibiría en ella el apoyo popular masivo. Efectivamente, hoy, cuando escribo esta nota, se realizó la marcha, multitudinaria, y tuvo la oportunidad de dirigirse a los manifestantes.

No podemos ponernos a contar cabezas para saber cuál fue mayoritaria, pero en ambas, si bien predominaba una tendencia —en la primera de oposición de derecha y en esta última de respaldo al gobierno—, no parece haberse movido radicalmente el escenario político: Petro no mostró intenciones de concertación y la oposición no logró imponer su rechazo radical a las reformas del Gobierno.

Las definiciones siguen, como antes, en manos del congreso: luego de la marcha opositora, la Cámara de Representantes aprobó la reforma pensional del gobierno y Petro no dio muestras de buscar el acuerdo nacional en la contramarcha en su apoyo.

Mañana veremos si el Senado rechaza lo aprobado en la Cámara o si la habilidad concertadora demostrada por la ministra del Trabajo, del Partido Comunista, logra ratificar el triunfo en el Senado. La novedad del día no estuvo por el lado de las marchas, sino por la ruptura de relaciones con Israel que dio a conocer hoy (ayer) el Presidente.